Es un gusto para mí volver a estar con ustedes, mis queridos amigos de la comunidad de *Hive SWC* y *Liketu*. Hoy no les traigo una rutina de entrenamiento ni progresos en barras, sino algo igualmente valioso: un día de descanso consciente y reconfortante.

Esta mañana me desperté temprano, como ya es costumbre. Sin embargo, sentí el cuerpo un poco agotado, producto de los entrenamientos intensos que he venido realizando durante la semana. Por eso, decidí no forzarme y tomé la decisión de descansar. A veces, parar también es parte del progreso.

Aproveché para hacer algunos quehaceres en casa, mover un poco el cuerpo de forma ligera y disfrutar del ambiente. Lo curioso es que el clima también parecía estar en sintonía con mi decisión: un día nublado, con una llovizna suave, de esos que invitan a quedarse en casa, respirar profundo y disfrutar del silencio.

En mi ciudad, los días frescos son raros, así que lo aprecié muchísimo. La llegada del invierno se comienza a sentir; el cielo gris, el olor a tierra mojada y ese aire fresco que te abraza sin agobiar. Fue un regalo inesperado que le dio un toque especial al día.

Lo mejor es que, al finalizar la jornada, me sentí renovado. En el trabajo no me sentí tan agotado como otros días, y al regresar a casa, con la llovizna acompañándome, confirmé lo bien que me hizo esta pausa.

A veces pensamos que solo estamos avanzando cuando entrenamos duro, pero también avanzamos cuando nos detenemos a respirar. Cuidar del cuerpo también es saber cuándo escucharlo. Hoy no hubo planchas ni dominadas, pero sí hubo conexión, descanso y paz. Y eso también es parte del camino.

Gracias por estar siempre del otro lado leyendo y acompañándome. ¡Nos vemos en la próxima publicación!