Es un verdadero placer para mí estar nuevamente con ustedes, queridos y apreciados lectores. Hoy quiero compartirles una experiencia muy especial: una sesión de entrenamiento dedicada por completo a recuperar y reforzar los movimientos básicos de calistenia. Después de un tiempo en el que sentí que mi rendimiento no estaba en su punto más alto —ya fuera por una disminución en mi fuerza o por el descuido en mi rutina— decidí que era momento de dar un paso atrás para poder avanzar con más firmeza.

La estrategia fue clara: volver a los ejercicios más esenciales, esos que construyen una base sólida para todo lo demás. Inicié con dominadas, un ejercicio que en mis mejores días podía realizar hasta 100 repeticiones distribuidas en varias series. Sin embargo, reconociendo que mi nivel actual no es el mismo, opté por un objetivo más moderado pero retador: 70 dominadas en total. Fue un desafío, pero también un recordatorio de lo importante que es escuchar al cuerpo y progresar de forma gradual.

Después pasé al trabajo de equilibrio y fuerza de hombros con aguantes en handstand. Este ejercicio, además de fortalecer la parte superior del cuerpo, me ayuda a recuperar la estabilidad y coordinación que había perdido. Aunque no mantuve las posiciones tanto como en el pasado, la sensación de volver a practicarlo fue motivadora.

Continué con fondos en paralelas, otro básico infalible para el desarrollo de tríceps, pecho y hombros. Realicé cuatro series de 25 repeticiones, completando así un total de 100 fondos. Sentí cómo mis músculos recordaban el esfuerzo de antaño, y aunque el cansancio se acumulaba, la satisfacción de cumplir la meta era mayor.

Para cerrar la jornada, decidí añadir una sesión de cardio. El objetivo no era solo fortalecer los músculos, sino también mejorar mi resistencia cardiovascular. Con el sudor corriendo y la respiración acelerada, sentí que había puesto un broche de oro a un entrenamiento que marcaba mi regreso a los fundamentos.

Este fue solo el primer paso de un proceso que planeo seguir en los próximos días. Estoy convencido de que volver a las bases es la mejor forma de reconstruir mi fuerza, recuperar mi rendimiento y alcanzar nuevas metas. Como siempre, compartiré con ustedes mis avances, aprendizajes y sensaciones a lo largo del camino.

Nos vemos en la próxima publicación, con más historias y progreso desde el mundo de la calistenia.