[ENG-SPN] Collegiate churches: the Magisterium of Silence / Colegiatas: el Magisterio del Silencio

A simple glance is enough to be captivated, not only by this imposing display of aesthetics, but also by this harmonious elegance that has made it one of the great heritage treasures of this land of ancestral surprises, which, without any doubt, continue to be those legendary 'Asturias of Santillana', where an intrepid royal scribe, Ambrosio de Morales, also walked, searching for and relating relics for his majesty, King Philip II: Cantabria.

In this harmonious ensemble of Romanesque architecture, where the passage of centuries has seen how the musk relentlessly courted the humidity, to the point of giving the stones a fantasy make-up, not only the devout and the pilgrim found solace for their spiritual concerns, but it also constituted an invisible school, in which a good part of those anonymous stonemasons of Trasmiera were trained, who left invaluable traces of their art in countless corners of Spain.

It matters little if in one of the various fires that were about to sink it definitively into oblivion, that small thorn of the Holy Cross was lost, which was venerated in a sacred reliquary, encouraging the faith of the pilgrim to continue on the way, because, nine hundred years later, it continues to exercise its silent teaching, to all those who stop long enough to observe and read between the lines, that masterful text of applied architecture that makes up its unforgettable structure.

Basta sólo un simple vistazo, para quedar cautivado, no sólo por ese imponente despliegue de estética, sino también, por esa armónica elegancia que ha hecho de ella uno de los grandes tesoros patrimoniales de esa tierra de sorpresas ancestrales, que, sin ningún género de duda, continúan siendo aquellas legendarias ‘Asturias de Santillana’, por las que anduviera también un intrépido escribano real, Ambrosio de Morales, buscando y relacionando reliquias para su majestad, el rey Felipe II: Cantabria.

En este armónico conjunto de arquitectura románica, donde el paso de los siglos ha ido viendo cómo el musguillo cortejaba incansable a la humedad, hasta el punto de otorgar a las piedras un maquillaje de fantasía, no sólo el devoto y el peregrino encontraron consuelo a sus inquietudes espirituales, sino que también constituyó un colegio invisible, en el que se formaron buena parte de aquellos anónimos canteros de la Trasmiera que fueron dejando inestimables huellas de su arte por innumerables rincones de España.

Poco importa si en alguno de los varios incendios que estuvieron a punto de hundirla definitivamente en el olvido, se perdiera esa pequeña espina de la Santa Cruz, que se veneraba en un sagrado relicario, alentando la fe del peregrino para continuar camino, porque, novecientos años después, continúa ejerciendo su silencioso magisterio, a todo aquel que se detenga el tiempo suficiente a observar y leer entre líneas, ese texto magistral de arquitectura aplicada que conforma su inolvidable estructura.

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