Relato: Chata en el patio de la casa

chata.jpg
Fotografía tomada con la cámara del teléfono Samsung A32, el día 14 de junio de 2024.

Eran las 6:30 de la mañana de un viernes cuando Chata se paró en la horqueta. Estaba quieta, como si estuviera esperando algo. Yo la observé desde la cocina, y decidí tomarle una fotografía, aprovechando su pose y su distracción.

Con teléfono en mano, me acerqué sigilosamente; a una distancia prudente tomé la primera tanda de fotos. Chata no hizo ademán de huir; parecía como si supiera que no me acercaba a ella con intención de hacerle daño, sino para observarla de cerca y retratarla.

Reanudé la caminata, fijándome en no pisar excremento de perro; Chata aún se quedó quieta, observándome con evidente curiosidad. Cuando estuve un poco más cerca, hubo silencio completo entre nosotras. O nosotros, pues no sabemos si es un macho o una hembra.

El sonido del celular tomando fotos era lo único que se escuchaba en medio del silencio de la mañana. Chata estaba inmóvil, con su cabecita moviéndose de un lado a otro, como si estuviera posando para una revista famosa. Hice un poco de zoom para obtener una toma más cercana; sus mejillas, entre amarillas y naranjas, su pelaje gris, sus alas blancas... Todas emanaban belleza y naturalidad.

Cuando la improvisada sesión de fotos terminó, me alejé con el mismo sigilo, pues no quería espantarla. Mi madre, quien observó todo, me pidió que le mostrara las fotos; a mi madre le encantó la primera, con ese pose majestuoso de un ave lleno de libertad y sueños.

Cuando me volví a ver si Chata se encontraba allá, descubrí que se había marchado a la rama. Mi tía, quien se había levantado, me contó que quizás tenía hambre; le dimos arroz, el cual el ave comió gustoso.

Me pregunto si el dueño de Chata está buscándola o la dejó ir; prefiero pensar que quizás la dejó ir para que sea libre, aunque quizás debió liberarla en su tierra natal, la bella Australia.



0
0
0.000
0 comments