Vivir es increíble

En un pequeño pueblo al borde del mar, vivía un anciano llamado Elías. Sus arrugas contaban historias de amores perdidos, de sueños cumplidos y de batallas libradas. Pero lo que más asombraba a todos era su sonrisa. Una sonrisa que iluminaba su rostro como el sol al amanecer.

Un día, un niño llamado Mateo se acercó a Elías. "¿Por qué sonríes tanto, abuelo?", preguntó con curiosidad.

Elías lo miró con ojos sabios y le respondió: "Porque vivir es increíble, Mateo. Cada día es un regalo, una oportunidad para descubrir, aprender y amar".

Mateo frunció el ceño. "Pero abuelo, hay días difíciles, momentos tristes".

Elías asintió. "Claro que los hay, mi querido Mateo. Pero incluso en la tormenta más feroz, hay belleza. Mira las olas del mar: a veces rugen con furia, pero también acarician la arena con ternura. Así es la vida".

El niño reflexionó sobre las palabras del anciano. "¿Y qué pasa cuando las cosas no salen como queremos?"

Elías se puso de pie y señaló al horizonte. "¿Ves ese arcoíris? Es un regalo después de la lluvia. La vida también nos da arcoíris, Mateo. Después de las lágrimas, viene la esperanza".

Mateo sonrió. "Entonces, ¿vivir es como un arcoíris?"

Elías asintió de nuevo. "Exactamente. A veces es brillante y vibrante, otras veces es suave y tenue. Pero siempre es un milagro".

Desde ese día, Mateo miraba el mundo con ojos nuevos. Cada amanecer, cada risa, cada abrazo se volvieron más valiosos. Y cuando la tristeza llegaba, recordaba las palabras de Elías: "Vivir es increíble".

Así, en aquel pequeño pueblo al borde del mar, la sonrisa de Elías se convirtió en un legado. Y Mateo, al crecer, compartió esa sabiduría con otros, recordándoles que la vida, con todas sus luces y sombras, era un regalo maravilloso.

Porque, al final, vivir es increíble. 🌈✨

Foto propia tomada con un smartphone Samsung Galaxy S22 Ultra.