Portate mal, hacela bien y negalo todo

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En las calles empedradas de la ciudad, vivía un hombre llamado Gabriel. De día, era un respetable profesor de historia en la universidad. Sus alumnos lo admiraban por su erudición y su pasión por los relatos del pasado. Pero cuando caía la noche, Gabriel se transformaba en alguien completamente diferente.

Bajo la luz de la luna, Gabriel se convertía en el misterioso "Ladrón de las Sombras". Vestido de negro, saltaba de tejado en tejado, deslizándose como un felino. Su objetivo: robar las joyas más valiosas de la alta sociedad. Nadie sospechaba que el apacible profesor de historia era el responsable de los audaces robos.

Gabriel tenía una regla: "Portarse mal, pero cuidarse bien". Planeaba cada golpe meticulosamente, estudiando los sistemas de seguridad y las rutinas de sus víctimas. Se movía con agilidad, dejando tras de sí solo una sombra fugaz.

Pero había algo más en su doble vida. Gabriel también era un romántico empedernido. En su corazón, guardaba un amor imposible por la hermosa Isabella, una dama de la alta sociedad. Isabella estaba comprometida con el adinerado conde de Montalbán, un hombre cruel y posesivo.

Una noche, mientras Gabriel se colaba en la mansión de Isabella, la encontró en el jardín. Ella llevaba un vestido blanco, su cabello suelto al viento. Gabriel se acercó, sus ojos brillando como dos lunas llenas. "Isabella", susurró.

Ella se sobresaltó. "¿Quién eres?"

"Un amigo de las sombras", respondió Gabriel. "He venido a robar tu corazón".

Isabella rió. "Eres un ladrón encantador".

Gabriel se atrevió a tomar su mano. "No soy solo un ladrón. También soy un soñador. ¿Te atreverías a huir conmigo, lejos de este mundo de apariencias y falsedades?"

Isabella miró a su alrededor, como si temiera ser descubierta. "¿Y qué hay de mi prometido?"

"Negaremos todo", dijo Gabriel. "Negaremos que nos amamos. Negaremos que existimos. Pero viviremos nuestra propia historia en la penumbra".

Isabella besó sus labios con pasión. "Portémonos mal, hagámoslo bien y neguemos todo".

Así comenzó su romance clandestino. Gabriel robaba joyas para Isabella, y ella le entregaba su corazón en secreto. Se encontraban en callejones oscuros, bajo la complicidad de la Luna. Y aunque el conde de Montalbán sospechaba, no tenía pruebas.

Hasta que una noche, Gabriel fue atrapado en pleno robo. El conde lo enfrentó, la espada en mano. "¿Quién eres realmente?"

Gabriel sonrió. "Soy el Ladrón de las Sombras. Pero también soy un soñador".

El conde lo miró con desprecio. "Negaré todo".

Gabriel asintió. "Entonces, neguemos juntos".

Y así, en un duelo de espadas bajo la luna, Gabriel defendió su doble vida. Porque, como decía, "vivir es increíble, pero amar en la penumbra es aún más emocionante". 🌙💎❤️


Foto propia tomada con mi celular Galaxy S22 Ultra.

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