Cuentos para Ania #6: Cachorro de zorro

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Imagen por Mario desde Pixabay

Cachorro de zorro

Había una vez en una tierra lejana, un valle, atravesado caprichosamente por un río de extremo a extremo, dividiendo dos hijas de la misma madre y alimentándolas con sus cristalinas aguas que fluían día y noche siguiendo el flujo de una carrera que comenzaban en las montañas.

En una de estas dos tierras, había un cúmulo de rocas, en la otra, una cabaña, en centro del cúmulo, un agujero, en la cabaña, una pequeña puerta, en el agujero, una oscuridad perpetua, haciendo que pareciera que la noche se había escondido ahí escapando de los rayos del sol, en el interior de la cabaña, una luz intensa brillando en la noche como una estrella, vidas separadas como aquellas dos tierras vivían en armonía sin saber de sus respectivas existencias, un cachorro de zorro y un cachorro de humano, con el pelo tan rojo, que más que de humano, parecía cachorro de zorro, despedían a sus padres cada mañana.

Esperaban impacientes en sus casas, sus padres, recorrían largas distancias, pero casi siempre traían lo mismo, alimentos, comida, eso era a lo que sus cachorros les hacía falta.

Un día el destino quiso juntar aquellas tierras, y el humano, con su bote, navego en esa dirección, al llegar al otro lado, miró el homólogo paraje y de inmediato pudo ver el cúmulo de rocas, corrió, era muy temprano, y casi a oscura colocó una jaula, curiosamente a la entrada de la cueva, como si se tratase de su propia casa.

De la cueva salían unos bigotes blancos que servían de descanso al rocío abandonado por la neblina de la mañana, de pronto, el rocío salió volando, el hocico del zorro lo despidió, había captado un delicioso aroma a carne fresca, y despertando incluso antes que el mismo cachorro, se movió inquieto tratando de captar mejor el aroma.

En medio de un bostezo, el cachorro se estiró y salió de su cueva, y sin darse cuenta entró en la jaula que estaba con la puerta abierta.

El hábil humano que allí aguardaba, desde el silencio, saltó hacia la jaula dejando al cachorro atrapado. Regresó a su bote y dando la vuelta regresó a su casa, con la jaula llena y dejando vacía la cueva.

Al llegar al otro lado gritó desde lejos "Cachorro de zorro, aquí te traigo un hermano", el pelirrojo niño que allí lo esperaba, salió corriendo en busca de su encuentro, al llegar donde su padre, y mirar la jaula, efectivamente, un cachorro de zorro lo dejó sin palabras, pero no les hizo falta, de cachorro a cachorro hablaron sus almas.

__Es que no sabe tu padre que me maltrata, me encierra y me aleja de mi tierra amada.

__Lo siento mucho, te ayudaré, tienes mi palabra.

Y volteando los ojos desde la jaula, miró a su padre, espantado, su padre, al comprender de inmediato lo que allí pasaba, volteó su vote y le dijo:

__Ven, sube, liberaremos a tu amigo.

FIN




Imagen por Mario desde Pixabay



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Si, eso le hemos hecho a todos. El simio arrogante que posee mente la usa para maltratar y esclavizar a los demás seres. Muy sensible, afortunada Ania que tiene quien le escriba cuentos con enseñanzas de respeto a la vida. Mis bendiciones 🙏

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Gracias, siempre tan grato tu paso por esta tierra, siento que dejas la tierra más fértil

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Hermano no se de donde sacan las ideas para tantos cuentos. Saludos y genial el post.

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