Help! My dog ate my homework [ENG - ESP]

¿Cuál es la travesura más graciosa que ha hecho tu perro?

A Polar le gusta robarme las cholas. Se las lleva y sale corriendo, a sabiendas de que lo voy a perseguir para quitárselas. Es más rápido que yo, y en el momento que me acerco para tomar lo mío, gruñe como para decirme que no se las arrebataré tan fácilmente. Esquiva mis movimientos y, en casi una burla, abre el hocico para que mis chanclas caigan al suelo. Luego ladra, semejante a un lobo cachorro, y mueve la cabeza a los lados, tal vez para retarme diciendo:

"Ven por ellas, anciano."

No soy un anciano, pero quizás por mi lentitud al correr Polar piense que soy uno. Lo persigo, jadeando, aunque él termina como si nada. La persecución termina cuando se aburre de las chanclas y las deja tiradas por ahí, a veces las entierra, otras veces me toca comprar nuevas cholas.

Se divierte, viéndome sufrir, aunque sabe que me divierto también. Una vez me mordió cuando logré quitarle las chanclas, pero me mordió jugando. No le gusta perder, él siempre debe ganar.

Una vez hizo llorar a una tía.

Se tumbó sobre la grama y sacó la lengua, y se quedó inmóvil para que el sol secara el pelaje lleno de lodo. Mi tía lo vio ahí tumbado y pensó que había muerto. Se puso a llorar mientras lo sacudía, y Polar no se movió en ningún momento.

Todos salimos al patio a ver por qué mi tía gritaba como una loca, y en ese instante ella nos dijo que Polar se había muerto. Nosotros lloramos también. Pero de pronto, Polar salió corriendo y nos espantó a todos. Corrió como si nada, y ladró mientras movía la cola. Ninguno rio en ese momento; nos pareció una broma muy pesada.

A Polar le encanta ensuciarse.

Él es blanco como un papel, pero le encanta el lodo para sacarse el jabón con el que lo bañamos. Primero, lo perseguimos porque no se deja bañar: odia el agua que no sea para beber. Debemos agarrarlo entre los cuatro porque se pone a chillar; le acariciamos el pelaje para que se quede tranquilo y ahí aprovechamos para rociarlo con la regadera.

Se queda quieto, sí, pero es porque sabe lo que hará a continuación.

Una vez que lo secamos con la toalla, y le ordenamos que no se vaya a ensuciar, él sale corriendo y se pierde de nuestra vista. Al poco tiempo regresa embarrado de lodo, con partículas de grama, como demostrando que nadie ni nada le quitará su deseo de nacer marrón y no blanco.

Polar es un canino obstinado; odia a los perros que se acercan a la cerca a saludarlo. Les ladra una y otra vez, una y otra vez, y luego arrastra las patas traseras para demostrar que quien manda es él.

También se levanta en dos patas para abrazarnos y llenar nuestros pantalones de lodo. No le gusta que las gatas traigan a sus enamorados nocturnos, y si lo hacen, él los persigue para devorarlos... no, es broma, no los devora, pero sí los corre con ladridos.

Polar es Polar, nunca cambia ni cambiará, pero aun así lo amamos.
¡Lo amamos con travesuras incluidas!