El portarevista

Detalles que nos llenan a diario de color y alegría. Han pasado 42 años desde que esta pieza que se suponía seria un revistero, elaborado por mis alumnos de la escuela especial en el año 1981, cuando realizaba mi tesis y terminó engalanando la pared de mi habitación. Mi mayor tesoro e inspiración.

Me encantan las flores y por supuesto tenían que estar presente en mi cuarto.

Cada año se realizaba un bazar con los trabajos elaborados por los alumnos de la escuela especial por ellos elaborados, eso permitía a la institución volver a comprar materiales y herramientas para el trabajo del taller.

Yo me enamoraba de cada pieza que veía terminada por los jóvenes alumnos y simplemente las quería comprar todas. Había espejos para baños adornados en bases de tejido de mimbre, muebles sencillos como esquineros, pero la pieza que me atrapo fue una que tenían apartada en un rincón, parecía una flor plana, muy grande.

El profesor del taller me dijo que se suponía que era un revistero o porta revista que estaba muy de moda en esa época. Pero la pieza por falta de la presión adecuada no había tomado la forma cóncava. Tendría que ser desarmada y vuelta a tejer tratando de salvar la mayor cantidad de material de bambú.

Aquella pieza me enamoró y más siendo de uno de los alumnos más tímidos del grupo. Le pedí al profesor del taller que no la destruyera y me la vendiera a mi, que le pusiera precio, yo le tendría el mejor lugar en mi casa.

El alumno al escuchar que su pieza elaborada con sus manos iba a ser vendida se puso muy contento y me dio el abrazo más lindo de mi vida. Había nacido el revistero de pared.

Todo el que veía la pieza en mi casa, me preguntaba ¿pero que vas hacer con eso? No puedes colocar las revistas allí. Y yo solo sonreía ante el recuerdo del abrazo. Ya estaba buscando alguna señal que me dijera que voy a colocar allí y donde la colocaría en mi hogar.

Es así como a los pocos días un arreglo lleno de flores fue incorporado a la pieza y colocada en mi habitación. Por supuesto tuvo días mejores, pero sigue allí a pesar del tiempo transcurrido.