Cuando surgió la idea de irnos hacia el sitio no pude ocultar la emoción que me genera el poder estar en contacto con la naturaleza y cambiar de los aires citadinos.

En este campismo, uno de los retos para cualquier visitante es ascender hacia la cima del mirador que está justo detrás de la instalación. El mirador, situado a una altitud de más de 73 metros sobre el nivel del mar, constituye una superficie relicta emergida de una antigua terraza marina levantada por procesos tectónicos. Sus paredes escarpadas de gran pendiente constituyen el desnivel con respecto al nivel de terraza marino más bajo que se sitúa en la base, dónde está ubicado el campismo junto al mar.

El ascenso de esta escarpa no es sencillo, pero no podíamos perdernos la oportunidad de ascender y poder llegar hasta la cima para admirar la belleza del litoral desde las alturas. Así que una mañana decidimos ir al mar a darnos un chapuzón, y de ahí mismo emprendimos a comenzar el ascenso que nos tomaría un buen rato, subiendo por un camino limpio en dónde aflora la roca, la cual nos servía para agarrarnos en algunos tramos muy empinados.

Y bien, después de unos minutos de buen ejercicio pues llegué a la cima! Y simplemente quedé deslumbrado al admirar la belleza de la zona desde las alturas, en la que el azul del mar y el verdor de la vegetación natural conformaban ante mí un paisaje de excepcional belleza.

Sin duda una gran experiencia que siempre recordaré como amante de la naturaleza y el estilo de vida aventurero!