How beautiful it is to see a cat up close! ¡Qué bonito es ver un gato de cerca! 😺😺

Good evening, friends and animal lovers like me, here I am with another post dedicated to my kittens, especially Marzullo, the family redhead. Tonight, like many other winter nights, I lay down on the couch. I'm not feeling very well, with a nasty stomachache and a sore throat. So I crawled under the covers like an earthworm, and seeing that I wasn't feeling well, the cats immediately took advantage of the situation, using me as a bed or couch.

They do it even when I'm fine; as soon as they see me lying down or sitting, they immediately settle on me. Instead of my husband, they prefer my legs, because he usually sits with his legs stretched out in front of him. The beauty of having cats around in the winter is not only that they keep you warm—better than a foot warmer—but also that you can observe them in a unique and truly close-up way. In fact, this evening I even started taking photos, using a macro lens, of my kitten's funny face. At first, I had him and my other cat, Pimpa, on me, but Marzullo doesn't like sharing space and kicked her out, partly because he's a five-kilo cat, so he takes up all the space. Seeing him up close is really beautiful, with that cute little lion face, his whiskers that look like long white antennae, and his little wet nose.

With those slightly mischievous green and yellow eyes, also annoyed at being filmed with a camera, and that slightly chubby white chin. In short, Marzullo is really cute up close, and now I cuddle him all over, hoping that his love will cure my stomach ache, and it will certainly cure my heart. 💕

😺😺😺😺😺😺😺😺😺😺😺😺😺😺😺

Buenas noches, amigos y amantes de los animales como yo. Les escribo con otra publicación dedicada a mis gatitos, especialmente a Marzullo, el pelirrojo de la familia. Esta noche, como tantas otras noches de invierno, me tumbé en el sofá. No me sentía muy bien, con un fuerte dolor de estómago y de garganta. Así que me metí bajo las sábanas como una lombriz, y al verme mal, los gatos aprovecharon la situación, usándome de cama o sofá.

Lo hacen incluso cuando estoy bien; en cuanto me ven tumbada o sentada, se acomodan sobre mí. Prefieren mis piernas a las de mi marido, porque él suele sentarse con las piernas estiradas. Lo bueno de tener gatos en invierno no es solo que te mantienen calentito —mejor que un calentador de pies— sino también que puedes observarlos de una forma única y muy de cerca. De hecho, esta noche incluso me puse a sacar fotos, con un objetivo macro, de la carita graciosa de mi gatito. Al principio, lo tenía conmigo junto con mi otra gata, Pimpa, pero a Marzullo no le gusta compartir espacio y la echó, en parte porque pesa cinco kilos y ocupa todo el sitio. Verlo de cerca es precioso, con esa carita de león tan mona, sus bigotes que parecen largas antenas blancas y su naricita húmeda.

Con esos ojos verdes y amarillos un poco traviesos, también molestos por la cámara, y esa barbilla blanca un poco regordeta. En resumen, Marzullo es realmente adorable de cerca, y ahora lo abrazo sin parar, esperando que su cariño me cure el dolor de estómago, y sin duda me alegrará el corazón. 💕

First picture edited by my phone translation with deepl.