✨ life goes on.

En estos dos últimos años, en la víspera de mi cumpleaños, me he tomado muy en serio hacer una introspección para reflexionar acerca de lo que he vivido durante ese último año de vida. Lo curioso de esto es que toda esa reflexión tan personal que va dirigida hacia cumplir un año más de vida, la he terminado llevando a mi piel... sí, en forma de tatuajes.

El año pasado fue un año complejo, de esos en dónde cierras muchos capítulos de una sola vez y te das cuenta qué volver a empezar, desde cero, no es tan malo como pensabas. Así que florecer, una vez más, fue lo mejor que me pudo pasar y ese fue el motivo de dos tatuajes que me autoregalé en la víspera de mis 27. Este año no tenía pensado tatuarme a pesar de que las ganas eran enormes, pero la oportunidad se presentó así muy de la nada y yo no la pude desaprovechar porque, a parte, un tatuaje siempre será un buen regalo de cumpleaños.

Todo fue muy inesperado, pero la elección fue contundente: la vida continúa, ese, mi mantra durante este último año fue lo que decidí llevar en la piel como un recordatorio constante de que todo es pasajero...los problemas son pasajeros, los malos ratos son pasajeros, las oportunidades son pasajeras e incluso los buenos momentos también lo son, ¿así que para qué enfrascarse en algo que a veces no tiene demasiado sentido? Este es mi recordatorio constante de que hay que seguir, pese a lo malo y lo bueno. Porque mientras tú estás ahí viviendo bajo el estrés y la ansiedad la vida va pasando de poco.

Quizás estas no son las fotos más aesthetic, pero representan un buen momento de pre-cumpleaños. La última, claro está, yo feliz antes de ir a mí sesión de tatuaje.

In these last two years, on the eve of my birthday, I have taken very seriously to make an introspection to reflect on what I have lived during this last year of life. The funny thing about this is that all that personal reflection that is directed towards celebrating another year of life, I have ended up taking it to my skin? yes, in the form of tattoos.

Last year was a complex year, one of those where you close many chapters at once and you realize that starting over, from scratch, is not as bad as you thought. So blooming, once again, was the best thing that could have happened to me and that was the reason for two tattoos that I gave myself on the eve of my 27th birthday. This year I didn't plan to get a tattoo even though I was really looking forward to it, but the opportunity presented itself out of the blue and I couldn't miss it because, besides, a tattoo will always be a good birthday present.

It was all very unexpected, but the choice was blunt: life goes on, that, my mantra during this last year was what I decided to wear on my skin as a constant reminder that everything is passing...problems are passing, bad times are passing, opportunities are passing and even good times are passing too, so why get caught up in something that sometimes doesn't make much sense? This is my constant reminder that you have to go on, despite the bad and the good. Because while you're out there living under stress and anxiety, life is passing you by.

Maybe these aren't the most aesthetic photos, but they represent a good pre-birthday moment. The last one, of course, me happy before going to my tattoo session.