Al igual que los animales, las plantas atraviesan por etapas durante toda su vida; germinan, crecen y se desarrollan, algunas florecen y dan frutos. Al llegar la primavera, la mayoría de las plantas se visten de gala para presentar sus flores. En mi país, entre los meses de abril y mayo, florecen las plantas. Sin embargo, la mayoría florece todo el año para finalmente darnos sus deliciosos frutos. Los árboles en mi patio, a pesar de la falta de agua, la mayoría floreció, dando un majestuoso espectáculo de colores.
El blanco jazmín impregna el ambiente con su olor, la trinitaria roja y blanca, la flor de azahar del delicado limonero, el colorido platanillo, entre otras. Mi preferida es el árbol de pumalaca, sus lindas flores fucsia de tonalidad intensa se ven hermosas y cuando caen dejan una linda alfombra que provocan caminar descalza y bailar al son del viento, entre las palmeras. A veces siento que no estoy en el lugar adecuado y rodearme de la naturaleza me ayuda a buscar dentro de mí y calma mis ansiedades.
La naturaleza me pone a vibrar alto, emociona y hace que mi estadía por el planeta sea menos difícil. Sobre todo, me ayuda a crecer espiritualmente. Me gusta ver las florecitas del árbol de pumalaca cuando vuelan y se meten en los lugares menos esperados. Son algo fastidiosas y difíciles de barrer. Sin embargo, estos son gajes del oficio, porque lo compensan sus deliciosos frutos que contienen alto contenido en vitamina C.
Disfrutar de la naturaleza es una bendición, agradezco a la vida por darme la oportunidad de ver tanta magia.
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Namaste