Saludos a los miembros de esta maravillosa comunidad de mamás y papás de Hive, es un gusto compartirles mi experiencia, en una de las etapas más bonita de toda mujer, como lo es la maternidad. Desde que somos niñas practicamos jugando con nuestras muñecas, a darle el tetero, cambiarle el pañal o a cantarle canciones a la hora de dormir, esperando con ansias ese príncipe azul para tener nuestra propia familia, orgullosamente le decía a mis amigas quiero tener 5 hijos, 3 varones y 2 hembras una familia grande, que al momento de sentarnos a la mesa se sienta como una gran fiesta, donde no necesitamos invitar a nadie más.

Yo provengo de una familia pequeña de 4 miembros; mis padres, mi hermana y yo, por lo que era común reunirnos en casa de mis abuelos maternos, para pasar las celebraciones de navidad, año nuevo, semana santa, carnavales, día de la madre, día del padre, hasta los cumpleaños los celebrábamos siempre en casa de mis abuelos. A diferencia de mis padres, mi abuela Juana tuvo 12 hijos, de los cuales 3 murieron estando niños, por lo que mis 6 tíos, 2 tías, mis padres, mi hermana y más de 20 primos, compartíamos todos juntos en casa de mis abuelos; Jorge y Juana, dos seres maravillosos que nos regalaron muchos años de dicha familiar en esa casa, que atesoraré siempre en mis recuerdos, llena de bullicio, risas, música, alegría, mimos, platos divinos que preparaba mi abuela y mil travesuras que hacíamos todos los nietos. De mi abuela Juana heredé esas ganas enormes de tener muchos niños.

Hoy en día, soy la madre de dos hermosos hijos varones, y aunque no tuve los cinco hijos que deseaba tener cuando era pequeña, me siento agradecida con Dios por ellos. Nadie te enseña a ser madre o padre, y aunque recibas un sinfín de consejos de tus familiares o amigas que ya tuvieron bebes, siempre tendrás que ser tú, la que deberás desenvolverte como madre y dar lo mejor de ti, principalmente guiada por tu corazón ❤️.

Desde que te embarazas, experimentas tantos cambios maravillosos en tu cuerpo que ya te compenetras con tu bebé; tus emociones, alegrías, angustias, también son las de él. Recuerdo que durante mi primer embarazo, tenía muchos antojos por la fruta y bebidas frías, me daban ganas enormes de comer mangos, cambures, yogur y helado; a mi bebe le encantaba y se movía tanto que sabía que ambos lo disfrutábamos por igual; todas esas dolencias y malestares de los que se quejaban las otras mamis en el consultorio médico como náuseas, mareos, pesadez, a mí no me afectaron, yo en cambio, me sentía bien y con mucha energía.

Trabajo en un liceo como docente con funciones administrativas, y ese año estuve encargada de organizar la graduación de los estudiantes de quinto año, y lo hice sin ningún problema, por lo que tuve que aumentar mi ritmo de actividades para la organización de la promoción, trabajando doble turno. El día del acto hablé con mi bebé antes de salir de mi casa y le dije: pórtate bien y no quiero patadas, ja, ja, ja, y me hizo caso; ya que necesitaba estar en el pódium de autoridades por 3 horas que duraba la actividad, y no quería sobresaltos, puesto que mi bebé, parecía que iba a ser todo un futbolista por las pataditas que me daba, gracias a dios todo resulto bien y tome mis merecidas vacaciones.

Durante esa época, aproveche el tiempo para comprar todo lo necesario para su nacimiento, busque ayuda en mi madre, hermana y tía, salíamos las tres de compras, casi a diario, y ellas eran las encargadas de pedir en las tiendas lo que debía comprar. Como madre primeriza no tenía idea del tipo de ropa que usaban los bebes, ni de teteros, ni sobre pañales, ungüentos, juguetes, mantas, cobijas y pare de contar. Llevaba una lista interminable de cosas que eran necesarias para el bebe, según ellas, cosas que iba tachando a medida que salíamos de compras; yo me limitaba a escoger solo los colores, tonos en azul, verde y blanco eran los seleccionados, ya que mi primogénito ¡Sería un varón!

En el mes de agosto nació mi bebe, con sus ojos negros brillantes, y sonrisa que me cautivaron desde el primer momento que lo vi, cuando las enfermeras lo pusieron entre mis brazos, fue la sensación más maravillosa que he sentido en mi vida, un regalo de Dios. Desde un principio quise ser yo la primera en cargarlo, cambiarle el pañal, limpiar su ombliguito, vestirlo; aunque no supiera como hacerlo, ja, ja, ja. Cuando llegamos a nuestra casa, era como un sueño hecho realidad, pasaba horas mirándolo mientras dormía, detallando sus manitos, sus piecitos, su carita, irradiando su inocencia, y su olor a bebe, mientras lo abrazaba era mágico, en momentos como esos te preguntas ¿Cómo un ser tan pequeñito?, puede llegar a convertirse en tu todo.

Obviamente, no todo fue un cuento de hada, la primera fiebre, la primera indigestión, te desesperas tanto porque no sabes qué hacer para calmar sus malestares y empiezan los desvelos. Con el primer hijo se lleva como susto constante en el corazón, me decía mi madre, y tenía razón; ya que siempre te cuestionas si los estás haciendo bien o no. El problema surge cuando los familiares y amigos que están a tu alrededor, empiezan a darte consejos que no pides y que sientes más como críticas; déjalo que corra, déjalo que se ensucie, déjalo que se caiga, déjalo que intente comer solo; y yo me preguntaba, ¿porque voy a dejar que mi hijo se caiga?, o ¿porque dejarlo que se ensucie?, me molestaban mucho esos comentarios.

En ese entonces, yo hablaba mucho con el pediatra, solía escribir una lista enorme de todas las dudas que tenía, a la que el doctor me respondía con mucha paciencia durante su consulta médica; él me decía que era muy común en las madres primerizas sobreproteger al primer hijo. Transcurrieron 5 años hasta mi segundo embarazo, el cual fue todo lo contrario.

Cuando tuve mi segundo embarazo, fue todo tan diferente; era una experta haciendo las compras en las tiendas de niños, sabía exactamente lo que iba a necesitar, la comida que debía comer, las medicinas y complementos vitamínicos que tenía que comprar y todo lo demás; lo único que no sabía aún era el sexo de mi bebe, les confieso que tenía la ilusión de tener una hembra, pero al quinto mes la doctora me confirmo que era otro varón, cuando se lo dije a mi hijo mayor, estaba tan feliz de tener un hermano con quien jugar con sus carritos, pelota y demás juguetes; ahí me di cuenta de que tener otro varón era perfecto para nosotros.

Pasamos los siguientes 4 meses buscando un nombre que combinara con el nombre de su papá y el de su hermano; en esta ocasión tuve problemas de presión arterial alta y mi doctora me recomendó tomar un reposo en el trabajo, y aunque al principio me negaba tuve que hacerlo por nuestro bienestar, ese tiempo de descanso lo dediqué para decorar la habitación de mis niños.

En septiembre nació mi segundo hijo, tuvimos que correr de madrugada a la clínica, ya que se me adelanto el parto, gracias a Dios todo salió bien y a las pocas horas ya lo tenía entre mis brazos; en lo que oí su llanto y vi su carita me sentí aún más dichosa, con él mi familia estaba finalmente completa. Mi recuperación fue un poco más lenta esta vez, ya que aparte de la cesárea me ligaron, por lo que le toco a su papá encargarse de él con ayuda de su hermano, que estaba más que feliz en colaborar.

A los pocos días ya me sentía mejor, y pude disfrutar de atender a mi nene; a él lo alimentaba, lo bañaba y lo vestía con más precisión que a mi otro hijo, ya que no estaba ese miedo de estar haciendo algo mal. Cuando tenía algún malestar sabía que medicina debía darle, y aunque consultaba con su pediatra, no me angustiaba tanto como antes.

Cuando empezó a gatear, lo deje explorar un poco más que a su hermano, no tuve problemas en dejarlo jugar libremente, o comer solo, aunque hiciera un desastre, no le lavaba las manos cada cinco minutos, ni lo abrigaba tanto como a mi primer hijo. Recuerdo que cuando estaba aprendiendo a caminar su papá le compro una andadera y a él le fascino, ya que al fin podía recorrer todo el apartamento y lo veíamos sonriente por todos lados 😊.

Actualmente, tienen 5 y 10 años, ambos son independientes, sociables y muy inteligentes. Los Amo y los adoro a los dos por igual. Nuestros hijos son los tesoros más preciados que tenemos, un regalo de Dios, y por eso merecen sentir nuestro amor y afecto todos los días. Que dios bendiga a nuestros hijos. Gracias por leer mi historia, y espero seguir compartiéndoles mis vivencias muy pronto.

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💙💙 English Version 💙💙

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From a First-Time Mother to an Expert Mom!

Greetings to the members of this wonderful community of hive moms and dads, it is a pleasure for me to share with you my experience, during one of the most beautiful stages for every woman, as it is motherhood. Since we are little girls we practice playing with our dolls, to give her the bottle, to change her diaper or to sing songs at bedtime, waiting anxiously for that prince charming to have our own family, I proudly told my friends I want to have 5 children, 3 boys and 2 girls, a big family, so at the moment we sit down at the table feels like having a big party, where we don’t need to invite anyone else.

I come from a small family of four, my parents, sister and I, so it was common to gather at my maternal grandparents' house, to spend Christmas, New Year's, Easter, Carnival, Mother's Day, Father's Day, even birthdays, we always celebrated at my grandparents' house. Unlike my parents, my grandmother Juana had 12 children, 3 of whom died as children, so my 6 uncles, 2 aunts, my parents, my sister and more than 20 cousins shared all together in my grandparents' house; Jorge and Juana, two wonderful people who gave us many years of family joy in that house, that I will always treasure in my memories, full of bustle, laughters, music, joy, cuddles, divine dishes prepared by my grandmother and a thousand pranks that all of us grandchildren used to do. From my grandmother Juana I inherited that enormous desire to have many children.

Nowadays, I am the mother of two beautiful sons, and even though, I did not have the five children that I wanted to have, when I was a little girl, I feel grateful to God for them. No one teaches you how to be a parent, even though you received endless advices from your relatives or friends who have already had babies, you will always have to be the one, who must act as a mother and give the best of you, mainly guided by your heart ❤️.

Since you are pregnant, you experience so many wonderful changes in your body, that you already empathize with your baby; your emotions, joys, anxieties, are also his own. I remember that during my first pregnancy I had many cravings for fruits and cold drinks, I had an enormous desire to eat mangoes, bananas, yogurt and ice cream; my baby loved it and moved so much, that I knew we both enjoyed it equally; all those ailments and discomforts that other moms complained about at the doctor's office such as nausea, dizziness, heaviness did not affect me, I felt good and with a lot of energy instead.

I work in a high school as a teacher with administrative functions, and that year I was in charge of organizing the graduation ceremony of the fifth year students, and I did it without any problem, therefore I had to increase my rhythm of activities for the organization of the graduation, working double shifts. The day of the event, I talked to my baby before leaving my house and I told him: behave well, please! , and I don’t want any kicks, ha, ha, ha, ha, and he paid attention to me, since I needed to be on the podium of authorities for 3 hours that lasted the activity, and I did not want any trouble, since my baby looked like he was going to be a soccer player by the little kicks he gave me, thank God everything turned out well and I finally had my well-deserved vacation.

During vacations, I had the time to buy everything I needed for my baby's birth, I looked for help from my mother, sister and aunt, the three of us went shopping almost every day, and they were in charge of asking in the stores what to buy. As a new mother, I had no idea of the type of clothes babies wore, or bottles, or diapers, ointments, toys, blankets, and so on. I had an endless list of things that were necessary for the baby, according to them, things that I was crossing off as we went shopping, I was limited to choose only the colors, shades of blue, green and white were the mainly selected by me, since my firstborn would be a boy!

In the month of August my baby was born, with his bright black eyes and smile that captivated me from the first moment I saw him; when the nurses put him in my arms, it was the most wonderful feeling I have ever felt in my life, a gift from God. From the very beggining I wanted to be the first one to hold him, to change his diaper, to clean his belly button, to dress him, even though I didn't know how to do it, ha, ha, ha. When we arrived at our house, it was like a dream come true, I spent hours staring at him, while he was sleeping, his little hands, his little feet, his little face radiating his innocence, and his baby smell, while holding him it was magical, in moments like those you wonder yourself, how such a tiny person, can become your whole world!

Obviously, not everything was a fairy tale, the first fever, the first indigestion, you get so desperate because you do not know what to do to comfort him, and the sleepless nights begin; with the first child is like having a constant scare in your heart, my mother said that to me, and she was right; because you always question yourself whether if you are doing a good job or not. The problem begins when your relatives and friends around you, start giving you advices that you don't ask for, and they mostly feel like critics; let him run, let him get dirty, let him fall down, let him try to eat alone; and I asked myself, why am I going to let my son fall down? Why should let him get dirty?, I was very upset about those comments.

At that time, I talked a lot with the pediatrician, I used to write a huge list of all the doubts I had, to which the doctor answered me very patiently during his medical consultation; he told me that it was very common for first-time mothers to overprotect their first child. I spent five years until my second pregnancy, which it was the opposite.

When I was pregnant by the second time, everything was so different, I was an expert shopping in the children's stores, I knew exactly what I was going to need, the food I had to eat, the medicines and vitamin supplements I had to buy and everything else; the only thing I did not know yet was the sex of my baby, I confess that I had the illusion of having a baby girl, but by the fifth month the doctor confirmed me that it was another boy, when I told my older son, he was so happy to have a brother to play with his cars, ball, and toys; so I realized that having another boy was perfect for us.

We spent the next 4 months looking for a name that would combine with his father's and his brother's names; this time I had high blood pressure problems and my doctor recommended me to take a break from work, and although at first I refused I had to do it for our welfare, that time of rest I dedicated it to decorate the room of my children.

In September my second son was born, we had to rush early morning to the clinic because I started labor before time, thanks God everything went well and a few hours later I had my baby in my arms; as soon as I heard his crying and saw his little face I felt even happier; with him my family was finally completed. My recovery was a little slower this time, because apart from the caesarean I was also ligated, so his dad took care of him with the help of my older son, who was more than happy to help.

A few days later, I felt better, and I was able to enjoy taking care of my baby; I fed him, bathed him, and dressed him with more accuracy than my other son, since there was no longer that fear of doing something wrong. When he had any discomfort, I knew what medicine should I give him, and even though, I called his pediatrician too, I was not as anxious as I was before.

When he started to crawl, I let him explore a little more than his brother, I had no problem letting him play freely, or eat by himself, even if he made a mess, I didn't wash his hands every five minutes, nor did I put as many coats on him as I did with my first son. I remember when he was learning how to walk his dad bought him a baby-walker, and he loved it, since he could finally walk around the whole apartment by himself, we could see him smiling everywhere 😊.

Currently, they are 5 and 10 years old and both are independent, friendly and very smart. I love and adore them both equally. Our children are the most precious treasures we have, a gift from God, and for that reason they deserve to feel our love and affection every day. May God bless our children. Thanks for reading, and I hope to continue sharing my experiences with you very soon.

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Traducido con / Translated with DeepL

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Fotos tomadas por / Photos were taken by @luzscarllet18

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Dispositivo / Device Redmi 7A / Camara Digital / Digital Camara Panasonic S3 Lumix

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Fotos editadas con / Photos were edited with Canva

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