[ENG-SPN] The Melancholic Beauty of the Tulip / La melancólica belleza del tulipán

For some curious reason, little or not at all understood and therefore unexplained, both in the East and in much of Northern Europe, one of the most dazzling and beautiful plants in the world, the tulip, has always represented unhappy and unrequited love, a theme that, in fact, has filled history with tragic, yet unforgettable, couples.

That same kind of love, undoubtedly responding to one of the constant ambushes of that roguish cosmic trickster, Cupid, whose arrows, even fired at random, sooner or later end up reaching us, and have possibly pierced all of our hearts at some point, with the same versatility as Verlaine's melancholic verses that were the coded prelude to the famous Allied landing on the beaches of Normandy during World War II.

There's a corner, in that Madrid of the Habsburgs, formed by a labyrinthine Square, the Orient Square, in whose flowerbeds the gardeners want to swear an oath using the evocative technique of Japanese hanami, planting, precisely, tulips that, according to their fateful symbolism, perhaps also pay homage to the great tragedies of classical opera of all time, such as "Tristan and Isolde," which are staged right across the street, inside one of the most magnificent buildings of Madrid's architectural classicism: the Royal Theater.

Por alguna curiosa razón, poco o nada comprendida y por lo tanto, explicada, tanto en Oriente como en buena parte del norte de Europa, una de las plantas más deslumbrantes y hermosas del mundo, el tulipán, ha representado siempre el amor desgraciado y no correspondido, temática, que, de hecho, ha llenado la historia de parejas trágicas, pero a la vez, inolvidables.

Esa misma clase de amor, que, sin duda respondiendo a una de las continuas encerronas de ese pícaro bromista cósmico que es Cupido, cuyas flechas, incluso disparadas al azar, tarde o temprano terminan alcanzándonos, y posiblemente a todos nos hayan hendido en alguna ocasión el corazón, con la misma versatilidad que los melancólicos versos de Verlaine que fueron el preludio en clave del famoso desembarco Aliado en las playas de Normandía durante la Segunda Guerra Mundial.

Hay un rincón, en ese Madrid de los Austrias, formado por una laberíntica plaza, la de Oriente, en cuyos parterres, quieren los jardineros juramentarse con la sugestiva técnica del hanami japonés, plantando, precisamente, unos tulipanes, que, de acuerdo a su fatídica simbología, quizás rindan también a las grandes tragedias de la ópera clásica de todos los tiempos, como ‘Tristán e Isolda’, que se dan cita justamente enfrente, en el interior de uno de los más soberbios edificios del clasicismo arquitectónico madrileño: el Teatro Real.

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