[ENG-SPN] The Devil and the Bridge of San Vicente de la Barquera / El Diablo y el puente de San Vicente de la Barquera

It would certainly have been strange if medieval stonemasons, and even those later on who continued their worthy profession, not only erecting monumental temples throughout Spain, but also all kinds of civil architectural elements, had not encountered, at some point in their arduous and painstaking work, the terrible inconvenience of having to deal with that melancholic and taciturn character who, according to Baudelaire, is the Devil.

They know this well in that small Cantabrian paradise of San Vicente de la Barquera, one of the main ports on the Cantabrian Sea. Among its traditions, one is still remembered: the one in which the master stonemason, tired of the collapse of one of the bridge sections he laboriously built with his team of workers during the day every night, had to renounce his principles in despair and make a pact with the Lord of Darkness himself.

So, in order to complete the construction of the Puente de la Maza, whose construction was made possible by order of the Catholic Monarchs, the master stonemason agreed with the Devil, as payment, the soul of the first person to cross it. Also known as the "bridge of three wishes," another old tradition states that the three most desired things in this world will be granted to anyone who crosses it without breathing. Of course, the only drawback is that the bridge, which still retains twenty-eight of its thirty-two original arches, is five hundred meters long.

Hubiera sido ciertamente extraño, que los canteros medievales e incluso aquellos otros, que, posteriores, continuaron con su digno oficio, no sólo levantando templos monumentales a todo lo largo y ancho de España, sino también todo tipo de elementos arquitectónicos de índole civil, no se hubieran encontrado, en algún momento de su arduo y esforzado trabajo, con la terrible inconveniencia de tener que lidiar con ese personaje, melancólico y de horas taciturnas, que, según Baudelaire, es el Diablo.

Lo saben bien en ese pequeño paraíso de Cantabria, que es San Vicente de la Barquera, uno de los principales puertos del Cantábrico, entre cuyas tradiciones todavía se recuerda aquella en la que el maestro cantero, hastiado de que cada noche se derrumbara uno de los tramos del puente que tan trabajosamente levantaba con su cuadrilla de trabajadores durante el día, tuviera que renunciar a sus principios, desesperado y hacer un pacto con el mismísimo Señor de las Tinieblas.

De manera, que, para que se pudieran concluir las obras del Puente de la Maza, cuya construcción fue posible por orden de los Reyes Católicos, el maestro cantero acordó con el Diablo, como pago, el alma de la primera persona que lo cruzara. Además, conocido también como ‘el puente de los tres deseos’, afirma, otra vieja tradición, que las tres cosas que más se desee en este mundo, le serán concedidas a cualquier persona que lo cruce sin respirar. Claro, que, el único inconveniente radica en que el puente, que todavía conserva veintiocho de sus treinta y dos arcos originales, tiene quinientos metros de largo.

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