[ENG-SPN] The Archpriest and the Shepherdess: Romanesque, Desire, and Poetry in the Dragon Mountain / El Arcipreste y la Pastora: Románico, Deseo y Poesía en la Sierra del Dragón

Sotosalbos, located a stone's throw from the enigmatic Dragon Mountain, as the Mountain of Guadarrama was also known in medieval times, boasts at least two surprising landmarks that make it an unmissable destination, both for lovers of Romanesque architecture and for enthusiasts of those romanticized pages of history, which, after all, we can consider to be anecdotes and personal experiences.

The anecdotal aspect, in this case, refers to the impressions, adventures, and misadventures of a peculiar character, Juan Ruiz, who, being the Archpriest of Hita and also a poet and a lover by the grace, if not of God, then at least of his human condition, experienced the ardor of passion near this unique 12th-century church, when a plump shepherdess stirred within him the transcendent impulses of passion.

It happened centuries before that venerable Renaissance artist, Sandro Botticelli, depicted, emerging from a scallop shell of Santiago de Compostela, that other metaphorical shepherdess who, under the name of Venus, has as advisors to her court of seduction those two ambivalent harlequins, whom, being the Alpha and Omega of existence, we know as Eros and Thanatos.

Sotosalbos, situado a tiro de piedra de esa enigmática Sierra del Dragón, como en tiempos medievales se denominaba también a la Sierra de Guadarrama, tiene, cuando menos, dos hitos sorprendentes que lo hacen ser de visita ineludible, tanto para los amantes de la arquitectura románica, como para los entusiastas de esas páginas rosa de la Historia, que, después de todo, podemos considerar que son las anécdotas y vivencias.

Lo anecdótico, en este caso, se refiere a las impresiones, aventuras y desventuras de un personaje peculiar, Juan Ruiz, quien, siendo Arcipreste de Hita y además, poeta y enamoradizo por la gracia, si no de Dios, sí al menos de su condición humana, vivió los ardores de la pasión a la vera de este singular templo del siglo XII, cuando una rolliza pastora le hizo sentir los impulsos trascendentales de la pasión.

Ocurrió, siglos antes de que ese venerable artista del Renacimiento, Sandro Bottichelli, reprodujera, brotando de una venera santiaguista, a esa otra metafórica pastora, que, bajo el nombre de Venus, tiene, como consejeros de su corte de seducción, a esos dos arlequines ambivalentes, que, siendo el Alfa y el Omega de la existencia, conocemos como Eros y Tánatos.

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