[ENG-SPN] Segovia and Snow White's Castle / Segovia y el castillo de Blancanieves

Not far from a small depression where the modern archaeologist shudders with pleasure, extracting from that metaphorical usurer, who, for history, has always been the earth, the residual traces of the ancestral presence of that great enigma baptized as 'Neanderthal Man', the opposing architecture of two of Segovia's great landmarks powerfully demands attention, far from the sight of the monumental Roman aqueduct, which, according to ancient gossip, was built in a single night by the Devil himself: the Cathedral and the Alcázar.

The main entrance to the Cathedral continues to be eternally watched over by the sullen image of a patron saint named Frutos, whose marble hands tightly cling to a mysterious open book. According to an ancient and popular tradition—I have always said it and I will always say it: blessed treasure—it states that when the saint's finger finishes turning its last page and closes it, the nightmarish visions transcribed by the Evangelist John during his exile on the island of Patmos, recorded under the fateful name of the Apocalypse, will come true.

As for the Alcázar, its architecture, military in nature but fantastically stylized, has once again come into focus, with the recognition of the Disney factory, which, as has always been suspected, was indeed the model chosen to represent Snow White's castle in that first and marvelous full-color animation from 1937, based, like so many other works that continue to arouse passions, on the popular traditions compiled by those restless and adventurous folklorists, who, ultimately, were the amazing Brothers Grimm.

No lejos de una pequeña depresión donde el arqueólogo moderno se estremece de placer, arrancándole a ese metafórica usurera, que, para la Historia, siempre ha sido la tierra las residuales huellas de la ancestral presencia de ese gran enigma bautizado como ‘el hombre de Neandertal’, las arquitecturas enfrentadas de dos de los grandes hitos de Segovia reclaman poderosamente la atención, alejados de la vista del monumental acueducto romano, que, según los antiguos chismes populares, fue construido en una sola noche por el mismísimo Diablo: la Catedral y el Alcázar.

La entrada principal de la Catedral continúa siendo eternamente vigilada por la mohína imagen de un santo Patrón, de nombre Frutos, cuyas marmóreas manos se aferran con fuerza a un misterioso libro abierto, que, según una antigua y popular tradición -siempre lo he dicho y siempre lo diré: bendito tesoro- que afirma que cuando el dedo del santo termine de pasar su última página y lo cierre, se harán realidad las visiones de pesadilla transcritas por el Evangelista Juan durante su destierro en la isla de Patmos, consignadas bajo el fatídico nombre de Apocalipsis.

En cuanto al Alcázar, su arquitectura, de índole militar pero fantásticamente estilizada, ha vuelto otra vez a ponerse de relevancia, al reconocer la factoría Disney, que, en efecto, tal y como se ha sospechado siempre, fue, efectivamente, el modelo elegido para representar el castillo de Blancanieves en aquella primera y maravillosa animación a todo color del año 1937, basada, como tantas otras obras que todavía continúan despertando pasiones, en las tradiciones populares recopiladas por aquellos inquietos y aventureros folkloristas, que, en definitiva, fueron los sorprendentes Hermanos Grimm.

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