[ENG-SPN] El Jardín del Capricho: Where Goya, Mystery, and Reason Go Hand in Hand / El Jardín del Capricho: Donde Goya, el Misterio y la Razón se Dan la Mano/

One of the most enchanted, and by default, most charming corners of Madrid, is located along the main artery that connects the capital of Spain with those other worlds: Aragon, Catalonia, and that country beyond the Pyrenees, with which, despite our differences, we have always maintained curious ties. Like the Major Arcana of the Tarot, the Lovers, one might think they are made up of what the great Italian poet Petrarch called, in his famous poem, Triumphs and Failures: France.

We're talking about a place, located in the heart of the Alameda de Osuna, where, at the time when the brilliant painter Francisco de Goya y Lucientes, scandalized by the carnage of the War of Independence, rode, as the poet Antonio Machado would say, on the back of a stagecoach and perhaps also an old donkey, between Madrid and Bordeaux, leaving, by express request, some of those gruesome black paintings, which, under the title "Asuntos de brujas" (Witch Matters), were located inside this palace, which will soon reopen its doors after years of restoration, converted into a museum: the Jardín del Capricho.

Built on a whim, commissioned by the Marquises of Osuna, this fantastic place brings together that unique connection that, despite Voltaire, rationalism, and the Enlightenment, shaped much of the tastes and passions for esotericism that characterized the European nobility, especially during the 18th century. Its visual elements unfold a superb network of heterodox allusions, difficult to ignore, as they were created, including those spectacular fountains, with marine creatures that, in some way, recall the Deep Ones from Lovecraft's terrifying stories. These were created by different artists, architects, and designers of the time, with a wealth of challenging details. Today, they constitute a unique walkway, becoming a unique adventure where, as Paul Eluard would say in his surrealist phrase, it's hard not to share the feeling that, indeed, there are other worlds, but they are within this one.

Uno de los rincones más encantados y por defecto, más encantadores de Madrid, se localiza a la vera de arteria primordial, que, desde la capital de España conecta con esos otros mundos, que son Aragón, Cataluña y ese país, allende los Pirineos, con el que, a pesar de nuestras diferencias, siempre hemos mantenido unos curiosos vínculos, que, como el Arcano Mayor del Tarot, los Enamorados, podría pensarse que están constituidos por aquello que el gran poeta italiano, Petrarca, denominó, en su famoso poema, los Triunfos y los Fracasos: Francia.

Hablamos de un lugar, localizado en el corazón de la Alameda de Osuna, donde, en la época en la que el genial pintor, Francisco de Goya y Lucientes, escandalizado por las carnicerías de una guerra, la de la Independencia, cabalgaba, como diría el poeta Antonio Machado, a lomos de diligencia y quizás también de burro viejo, entre Madrid y Burdeos, dejando, por expreso encargo, parte de esas espeluznantes pinturas negras, que, bajo el título de ‘Asuntos de brujas’, se localizaban en el interior de este palacio, que, en breve, reabrirá sus puertas, después de años de restauración, reconvertido en museo: el Jardín del Capricho.

Hecho a capricho, por encargo de los Marqueses de Osuna, este fantástico lugar, reúne ese singular vínculo, que, a pesar de Voltaire, el racionalismo y la Ilustración, determinó buena parte de los gustos y aficiones por el Esoterismo, que caracterizaron a la nobleza europea, especialmente durante el siglo XVIII, en cuyos elementos visuales, se despliega todo un soberbio entramado de alusiones heterodoxas, difíciles de pasar por alto, pues se realizaron, incluidas esas espectaculares fuentes, con seres marinos, que, de alguna manera, recuerdan a los Profundos de las terroríficas historias de Lovecraft, realizados por diferentes artistas, arquitectos y diseñadores de la época, con todo lujo de desafiantes detalles y que hoy en día, constituyen un apartado un paseo, se convierte en una singular aventura, donde, como diría la surrealista sentencia de Paul Eluard, es difícil no compartir la sensación de que, efectivamente, hay otros mundos, pero están en éste.

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