[ENG-SPN] Covadonga: The Tunnel of Time / Covadonga: el túnel del tiempo

There is no doubt that Asturias is more than just a Natural Paradise, one of those idyllic corners that captivate and seduce the senses to unimaginable levels of pleasure, offering travelers a thousand and one sensory experiences that are difficult to surpass. However, leaving aside its subtle beauty, as well as its media-driven gastronomy—try it and forget it, if you can—Asturias is certainly also a Cultural Paradise, whose fickle idiosyncrasy combines, in equal measure, Art, History, and Legend with enough force to warrant unconditional surrender and erect, even if only metaphorically, an entire altar dedicated to adventure.

On this occasion, approaching the edge of the imposing Europe Peaks, we leave behind towns of very special charisma, such as Arriondas and Cangas de Onís, and continuing a few kilometers further on—not as many, of course, as those that separate Compostela from Cape Finisterre—we surrender unconditionally to the evocative aura of enchantment, legend, and mystery that surrounds Mount Auseba, a natural feature that houses and protects one of the most extraordinary places of the Spirit in Spain: the Sanctuary of Covadonga.

Covadonga is more than just a myth: it is the primordial center of a monumental labyrinth, in whose mysterious branching paths, as Borges would say, the golden threads of another fantastic and parallel history are forged—possibly a backdrop for the recovery, after "Don Pelayo and his donkeys," according to Arab sources, secured, with their attachment and stubbornness, the old paths that, although millennia before had led to the ends of the earth, already foreshadowed, in the time of one of his predecessors and, in fact, the first pilgrim, King Alfonso II the Chaste, another of the great spiritual cultivations of humanity: that dark forest of Libredón, which time transformed into a tomb and sanctuary, with the universal name of Compostela.

No cabe duda de que Asturias es algo más que un Paraíso Natural, uno de esos rincones idílicos que embelesan y seducen los sentidos hasta cotas placer inimaginables, ofreciendo a los viajeros mil y una experiencias sensoriales, difíciles de superar. No obstante, dejando a un lado su sutil belleza, así como también su mediática gastronomía -pruébala y olvídala, si puedes- Asturias, desde luego, es también un Paraíso Cultural, cuya veleidosa idiosincrasia combina, a partes iguales, Arte, Historia y Leyenda con la suficiente fuerza como para rendirse incondicionalmente y levantar, siquiera sea de una manera metafórica, todo un altar dedicado a la aventura.

En esta ocasión, acercándonos a la vera de los imponentes Picos de Europa, dejamos atrás poblaciones de un carisma muy especial, como Arriondas y Cangas de Onís y continuando algunos kilómetros más adelante -no tantos, desde luego, como aquellos otros que separan Compostela del cabo de Finisterre- nos rendimos, incondicionalmente, a la evocadora aura de hechizo, leyenda y misterio que envuelve al monte Auseba, accidente natural que acoge y protege a no de los lugares del Espíritu más extraordinarios de España: el Santuario de Covadonga.

Covadonga es algo más que un Mito: es el Centro primordial de un monumental Laberinto, en cuyos misteriosos senderos que se bifurcan, como diría Borges, se fraguan los hilos dorados de otra Historia, fantástica y paralela, telón de fondo, posiblemente, para la recuperación, después de que ‘Don Pelayo y sus asnos’, según las fuentes árabes, aseguraran, con su apego y obstinación, los viejos caminos, que, si bien, milenios antes conducían a los confines del mundo, ya preludiaban, en época dde uno de sus predecesores y de hecho, el primer peregrino, el rey Alfonso II el Casto, otro de los grandes cultivos espirituales de la Humanidad: aquel oscuro bosque de Libredón, que el tiempo convirtió en tuba y santuario, con el nombre universal de Compostela.

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