Digo como Pablo Neruda: “Confieso que he vivido”

Después de tanto tiempo sin escribir en la plataforma Steemet, me entero de que hay otra plataforma llamada Hive, la cual me sugieren que debo de hacer un post (escrito) de presentación. Que diga quién soy, y de dónde vengo. Pues, ante tal sugerencia, me vino a mi mente pensar en ti: Venezuela.

Soy un joven graduado en Comunicación Social y que ejerce la profesión en Venezuela, nación que está ensangrentada y enlutada, donde la verdad de un tirano no puede ser más grande que la de nuestro dolor. Puesto que el cine en nuestros días es balacera, es gas lacrimógeno, gas de pimienta, y muchos gritos de auxilio; cuya película es la verdad del dictador que no puede ser dueño del mundo e indiferente al clamor de millones, que cuando eso sucede, no se enfrentan las ideologías, sino la paz que se entierra frente al ego y la soberbia.

Contarles esto, se me viene la película de mí país, -que no es nada favorita-, porque decirla, mi juventud se desvanece, y trae al recuerdo los miles de jóvenes que pintaron con sangre el asfalto. Todo eso convierte en odio la verdad y en amor la lucha, y ensordecen al usurpador, porque la mayoría pensamos distinto a él.

Ya no sé si existen los días perfectos, más bien pienso, que mi día perfecto será cuando mil violines suenen como escudo ante las balas de la represión, y se escuche la impronta de la victoria, la armonía de la justicia. Sería feliz cuando la película en sus escenas sea la verdad del tirano ficción, y nuestra razón sea la necesidad de visibilizar la diferencia, la libertad frente a sus mentiras.

Que los pasos que den los venezolanos cuando regresen a nuestra nación, sea de esperanza, y sus lágrimas brillen de libertad. Que sus cantos de alegría llenen de luz las miradas, y en la alborada se vislumbrará un horizonte de cambio, de fe, de oportunidades.

El que emigra siempre cierra los ojos y canta, -que te lo digo yo-, porque vivo conectado a la imagen de esa Venezuela que sueña y que se aferra desde la acción y no desde la inacción. El camino se hace al andar.

Confesar esto, hizo que se proyectara luces en mí interior, y pudo entrar en mí energías vencedoras del cansancio. Soy un soñador; aunque la felicidad está descalza de cobardía, y vestida de gallardía.

Hoy amanecí con mi corazón fuerte gracias a Dios y la Santísima Virgen María, en la advocación de la Divina Pastora, ya que no he desmayado en la lucha por liberar a Venezuela. Porque si vivir defendiendo los derechos humanos, las libertades políticas, el bienestar humano y la educación integral de calidad me hace enemigo de la dictadura, pues, que la providencia me bendiga en la batalla. Y le digo al dictador que se prepare, puesto que somos mayoría y tenemos dos armas letales; la paz y el argumento, en cambio él con su curul solo tiene una sola, el miedo.

El pueblo venezolano no olvidará a cada uno de los caídos. Ellos estarán eternamente en el resplandor de las estrellas que dibujan la bandera.

Saben... Yo he visto a muchos superhéroes. Por ejemplo, unas madres que fueron atacadas por la policía. Cuyo delito fue protestar. Sin contemplación, a esas valientes madres le dispararon y las golpearon por el solo hecho de ejercer sus derechos a alzar su voz ante el engaño de la dictadura. Como si no fuera suficiente, le apresaron a un miembro de estos sectores pobres e indefensos de la capital, y la misma policía promovió el robo de las bombonas que la gente utilizó para trancar la avenida. Luego de eso, intentaron amedrentar a sus integrantes con amenazas cotidianas. Y les digo, no fue la oligarquía, no fueron los partidos políticos, no fueron los burgueses.

Quizás el tema central se pudo haber diluido entre las emociones que afloraron con tanto genio en mí. Pero quiero que sepan que con mis palabras honro a los miles de jóvenes que han dado la cara por Venezuela; ellos son los protagonistas de esta historia que se escribe en nuevas páginas. Es más, muchos de ellos escriben en esta red social, espero puedan leerme, y aprovecho de pedir perdón con el corazón en la mano, por aquellos que callan y voltean la mirada. Pero a su vez les agradezco por permitirse subir la frente y ver por encima del horizonte de la paz y la esperanza.

Perdónenme, porque el post era de presentación, bueno, me llamo Jhon Romero, soy periodista, demócrata radical, hijo de Dios y de Margarita, venezolano y caroreño de pura sepa.

Gracias y amén.

Escrito por Jhon Romero.-