Hace unos días pasé por Velasco, en Gibara, y no pude resistirme a sacar mi celular para tomarle algunas fotos a un lugar que siempre me ha cautivado: la Casa de la Cultura. Desde mis tiempos de preuniversitario, la admiraba de lejos, soñando con poder acercarme algún día y observar cada detalle de esta joya arquitectónica.

Esta casa de la cultura, también conocida como Centro Cultural Félix Varona Sicilia, comenzó a construirse en 1964 y fue inaugurada oficialmente en 1991. Su diseño fue obra del arquitecto Walter Anthony Betancourt Fernández, y destaca por ser completamente de ladrillo, sin repello de cemento, lo que le da un carácter auténtico y único. Cada muro parece contar la historia del esfuerzo colectivo de la comunidad que la vio nacer. Fuente

Lo que más me fascina de este edificio es su encanto genuino y su carácter inconfundible. Mirarla es viajar al pasado, imaginar a quienes caminaron por sus pasillos, los eventos culturales que acogió y cómo se convirtió en un punto de encuentro para la comunidad.

La Casa de la Cultura de Velasco no es solo un edificio; es un pedacito de la historia de Gibara. Desde sus muros rojos hasta la manera en que la luz juega sobre su fachada, cada detalle refleja el esfuerzo y el ingenio de nuestra arquitectura local, esa que tantas veces pasa desapercibida si no nos detenemos a observarla.

Para mí, detenerme allí con la cámara del celular fue un pequeño homenaje a todos esos años de admiración silenciosa, y un recordatorio de que a veces la belleza se encuentra en lo cotidiano, en los lugares que forman parte de nuestra memoria y nuestra identidad.

Si algún día pasan por Velasco, les recomiendo mirar esta joya con calma, dejar que sus ladrillos hablen y quizá, como yo, se lleven una fotografía que capture más que un edificio… un pedazo de historia.

English Version

A few days ago, I passed through Velasco, in Gibara, and couldn’t resist pulling out my phone to capture some photos of a place that has always captivated me: the Casa de la Cultura. Back in my pre-university days, I admired it from afar, dreaming of the day I could get closer and observe every detail of this architectural gem.

This cultural center, also known as the Félix Varona Sicilia Cultural Center, was built between 1964 and 1991. Its design was the work of architect Walter Anthony Betancourt Fernández and stands out for being made entirely of brick, without cement plaster, giving it a truly genuine and unmistakable charm. Each wall seems to tell the story of the community’s collective effort that brought it to life. Source

What fascinates me most about this building is its genuine and unmistakable charm. Looking at it feels like traveling back in time, imagining those who walked its halls, the cultural events it hosted, and how it became a meeting point for the community.

The Casa de la Cultura in Velasco is not just a building; it’s a small piece of Gibara’s history. From its red walls to the way light plays across its facade, every detail reflects the effort and ingenuity of our local architecture, the kind that often goes unnoticed if we don’t take the time to observe it.

For me, stopping there with my phone camera was a small tribute to all those years of silent admiration, and a reminder that beauty is often found in the everyday, in places that are part of our memory and identity.

If you ever pass through Velasco, I recommend taking the time to admire this gem, letting its bricks tell their story, and maybe, like me, leaving with a photograph that captures more than just a building… a piece of history.

Source

The cover was made on Canva.

All the photos are taken and edited by me on Snapseed.

English is not my native language, I apologize if you find any mistakes in the translation.

Translated with DeepL.com (free version)

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