Cada vez que salgo con el celular, termino encontrando uno de esos carros antiguos que parecen tener la paciencia de esperarme en la esquina. Es como si me dijeran: “detente, mírame, todavía tengo algo que contar”. Y yo, por supuesto, no me resisto. Hoy quiero compartirles tres fotos que me hicieron sonreír: un verde, un rojo y un azul. Tres colores, tres momentos, tres formas de ver lo mismo: el tiempo detenido sobre ruedas.

El Verde que Brilla
El primero es un carro verde intenso, de esos que no pasan desapercibidos. Lo fotografié de cerca, casi pegada a la carrocería. Me gustó cómo el cromo reflejaba la luz, casi como un espejo, mientras el fondo quedaba un poco borroso. No fue algo planeado, pero me encanta cómo esa “profundidad” hace que todo lo demás desaparezca y solo quede el auto, con su parrilla orgullosa y su chapa que grita “Cuba”. Hay un detalle en la pintura mojada que me hace pensar en frescura, como si acabara de salir de un baño de lluvia.

El Rojo bajo el Cielo Ardiente

Luego está el carro rojo, atrapado justo en un atardecer que parecía pintado. La escena fue tan rápida que apenas tuve tiempo de encuadrar, pero salió con esa mezcla de luz cálida y sombras que lo hace casi teatral. El coche se ve como una silueta tranquila, mientras detrás todo el cielo arde en naranjas y violetas. Me gusta porque no parece una foto de un auto, sino un momento congelado, como una postal de película.

El Azul que Resalta

Y el tercero es el azul, que decidí fotografiar desde atrás. Ese tono celeste brilla sobre todo lo demás, como si quisiera recordarme que aún sigue rodando con vida propia. El contraste con el entorno más apagado le da un aire nostálgico, pero a la vez vibrante. Es curioso cómo un simple color puede cambiar tanto lo que sentimos: ese azul me transmite calma, pero también fuerza.

Al final, no son solo fotos de autos. Son excusas para detenerme un minuto en medio de la rutina y mirar con otros ojos lo que me rodea. Cada carro tiene su carácter, su historia invisible, y quizás por eso nunca me aburro de buscarlos. No sé hasta dónde me llevará esta serie, pero sí sé que mientras en mi ciudad sigan rodando estos gigantes del pasado, yo voy a seguir persiguiendo sus colores con mi cámara.

Y ustedes, ¿cuál de estos tres colores creen que le robaría la mirada primero?

English Version

Every time I go out with my phone, I end up finding one of those old cars that seem to have the patience to wait for me at the corner. It’s as if they were saying: “stop, look at me, I still have something to tell.” And of course, I can’t resist. Today I want to share three photos that made me smile: a green one, a red one, and a blue one. Three colors, three moments, three ways of seeing the same thing: time frozen on wheels.

The Shining Green

The first is an intense green car, one of those that never go unnoticed. I photographed it up close, almost pressed against the body. I loved how the chrome reflected the light, almost like a mirror, while the background blurred a little. It wasn’t planned, but I like how that “depth” makes everything else disappear and leaves only the car, with its proud grille and its Cuban license plate shouting its identity. There’s a detail in the wet paint that makes me think of freshness, as if it had just come out of a rain shower.

The Red under a Burning Sky

Then there’s the red car, caught right at sunset when the sky looked painted. The scene happened so quickly I barely had time to frame it, but it came out with that mix of warm light and shadows that makes it almost theatrical. The car looks like a calm silhouette, while behind it the whole sky burns in oranges and violets. I like it because it doesn’t feel like a photo of a car, but more like a frozen moment, a movie-like postcard.

The Blue that Stands Out

And the third one is the blue car, which I decided to photograph from behind. That light blue tone shines above everything else, as if it wanted to remind me that it’s still moving with a life of its own. The contrast with the more muted surroundings gives it a nostalgic yet vibrant feel. It’s funny how a simple color can change what we feel: that blue gives me calmness, but also strength.

In the end, these aren’t just photos of cars. They’re excuses to pause for a moment in the middle of everyday life and look at what’s around me with fresh eyes. Each car has its own character, its invisible story, and maybe that’s why I never get tired of looking for them. I don’t know where this series will take me, but I do know that as long as these giants from the past keep rolling through my city, I’ll keep chasing their colors with my camera.

So, which of these three colors do you think would catch your eyes first?

Source

The cover was made on Canva.

All the photos are taken and edited by me on Snapseed.

English is not my native language, I apologize if you find any mistakes in the translation.

Translated with DeepL.com (free version)

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