Yesterday I discovered, once again, that you don’t need big plans to have a good day. Sometimes it’s those simple, unexpected, even a little funny things that manage to bring a smile to your face and fill you with good energy.

Noon was unbearable, the sun seemed to fall on me with all its strength. Suddenly, the perfect temptation appeared before me: a chocolate-covered popsicle. It was like finding an oasis in the middle of the desert. Its freshness not only eased the heat, but also made me forget for a while how heavy the walk felt. I don’t know if it was the melted chocolate or just the feeling of holding something so delicious in my hands, but every bite made me feel that life, despite the scorching heat, was gifting me a moment of pure pleasure.

When I finally got home, laughter was waiting for me. There was my little dog Chiqui, resting in such a funny position that it looked like an improvised show just for me. I couldn’t miss the chance to take a picture of her, although I had to cover her private parts with an emoji. You know… no one wants “sensitive content” issues in such a lovely community 😅. Sometimes I think animals have a natural talent for reminding us how fun it is to live without complications or worries.

And as if the day wasn’t already complete, the rain came. That blessed rain you can’t help but appreciate after such overwhelming heat. The smell of wet earth drifted in through the window, the air turned cooler, and immediately I thought about brewing a strong coffee. Because there’s no better companion to the rain than a hot cup of coffee, that intense aroma that hugs you while you listen to the constant tapping of the drops.

In the end, my day wasn’t extraordinary at all: a chocolate popsicle, my dog being her silly self, and the rain inviting me to enjoy a coffee. But in those little details I found the joy and well-being we all need. It was a reminder that happiness often hides in the everyday, just waiting for us to pause for a moment and savor it.

Versión en Español

Ayer descubrí, una vez más, que no hacen falta grandes planes para tener un buen día. A veces son esas cosas simples, inesperadas y hasta un poco divertidas, las que logran sacarte sonrisas y llenarte de buena energía.

El mediodía estaba insoportable, el sol parecía caer con toda su fuerza sobre mí. De pronto, apareció ante mí la tentación perfecta: una paleta cubierta de chocolate. Fue como encontrar un oasis en medio del desierto. Su frescura no solo calmó mi calor, también me hizo olvidar por un rato lo pesado que se sentía el camino. No sé si era el chocolate derretido o la sensación de tener algo tan rico en las manos, pero cada mordida me hizo sentir que la vida, a pesar del calor sofocante, me estaba regalando un momento de puro placer.

Cuando por fin llegué a casa, la risa me recibió. Allí estaba mi perrita Chiqui, descansando en una posición tan graciosa que parecía un espectáculo improvisado solo para mí. No podía dejar pasar la oportunidad de fotografiarla, aunque tuve que ponerle un emoji para taparle sus partes privadas. Ya saben… uno no quiere problemas de “contenido sensible” en una comunidad tan bonita 😅. A veces pienso que los animales tienen un talento natural para recordarnos lo divertido que es vivir sin complicaciones ni preocupaciones.

Y por si el día no estaba ya lo suficientemente completo, llegó la lluvia. Esa lluvia bendita que tanto se agradece después de un calor sofocante. El olor a tierra mojada entraba por la ventana, el ambiente se volvió más fresco y de inmediato pensé en preparar un café bien fuerte. Porque no hay mejor compañía para la lluvia que una taza de café caliente, ese aroma intenso que abraza y acompaña mientras escuchas el golpeteo constante de las gotas.

Al final, mi día no tuvo nada extraordinario: una paleta de chocolate, mi perrita haciendo de las suyas y la lluvia invitándome a un café. Pero en esos pequeños detalles encontré la alegría y el bienestar que tanto necesitamos. Fue un recordatorio de que la felicidad suele esconderse en lo cotidiano, esperando a que nos detengamos un segundo a disfrutarla.

Source

The cover was made on Canva.

All the photos are taken and edited by me on Snapseed.

English is not my native language, I apologize if you find any mistakes in the translation.

Translated with DeepL.com (free version)

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