Hoy decidí dedicarme un rato a practicar con la cámara de mi celular. No fue nada planeado ni complicado: simplemente estaba en casa, con tiempo libre, y me dieron ganas de mirar más de cerca las cosas que me rodean. A veces creemos que para hacer fotos bonitas necesitamos viajar, tener un gran paisaje frente a nosotros o contar con una cámara profesional. Pero la verdad es que con un poco de atención y paciencia, el mundo alrededor de nosotros se vuelve suficiente.

Me detuve en esos pequeños detalles que muchas veces pasamos por alto: la flor morada que abre entre las hojas verdes y que de lejos parece solo una más, pero que de cerca se llena de textura y color; el caracol que, aunque quieto y diminuto, parecía tener toda la presencia del mundo sobre la corteza del árbol; un lagartijo que se confundía entre los hierros de una reja, demostrando lo ingeniosa que es la naturaleza para esconderse; y hasta un mango colgando, todavía sin madurar, con sus tonos suaves que me parecieron perfectos para fotografiar.

La macrofotografía tiene ese encanto: te obliga a frenar, a inclinarte, a mirar las cosas desde otro ángulo. Y mientras lo hacía, me di cuenta de que en lo más simple también hay belleza. No se trata solo de apretar un botón y ya, sino de observar con calma, de aprender a ver. Y en ese proceso uno termina también descubriendo un poco más de sí mismo.

Editar después estas fotos fue otro juego bonito. Ajustar los colores, resaltar luces y sombras, dejar que cada detalle tuviera su propio protagonismo… es como darle voz a cosas pequeñas que normalmente nadie escucha. Y me hizo pensar que la vida también es así: llena de momentos sencillos que muchas veces no notamos porque estamos demasiado ocupados corriendo.

Al final, este pequeño ejercicio me recordó algo muy simple: no hace falta salir de casa para encontrar inspiración. Está en un rincón del patio, en una rama, en un insecto, en una fruta que cuelga. Basta con abrir los ojos y darse la oportunidad de mirar.

Creo que esa es la magia de la fotografía: enseñarnos a ver lo cotidiano de otra manera, a encontrar belleza en lo que siempre estuvo ahí, esperando que alguien lo mirara con un poco más de atención.

English Version

Today I decided to spend some time practicing with my phone’s camera. Nothing planned or complicated: I was just at home, with some free time, and I felt like looking a little closer at the things around me. Sometimes we think that to take beautiful photos we need to travel, to have an impressive landscape in front of us, or to own a professional camera. But the truth is, with a little attention and patience, the world around us is more than enough.

I focused on those small details we often overlook: the purple flower blooming among the green leaves, which from a distance seems ordinary but up close is full of texture and color; the snail, tiny and still, but with a presence that seemed to take over the whole tree bark; a little lizard blending into the metal fence, showing how clever nature is at hiding; and even a mango hanging from a branch, not ripe yet, but with soft tones that felt perfect to photograph.

That’s the charm of macro photography: it forces you to slow down, to bend closer, to see things from a different angle. And while I was doing that, I realized that simplicity holds beauty too. It’s not just about pressing a button, but about observing calmly, learning to really see. And in that process, you end up discovering a little more about yourself as well.

Editing the photos later was another part of the fun. Adjusting colors, highlighting lights and shadows, giving each detail its own moment to shine… it felt like giving a voice to the small things that usually go unnoticed. And it made me think that life is the same: full of simple moments that we often miss because we’re too busy rushing around.

In the end, this little exercise reminded me of something very simple: you don’t need to leave home to find inspiration. It’s in a corner of the yard, in a branch, in an insect, in a fruit hanging from a tree. You just have to open your eyes and give yourself the chance to notice it.

I think that’s the magic of photography: teaching us to see the everyday in a different way, to find beauty in what has always been there, just waiting for someone to look a little closer.

Source

The cover was made on Canva.

All the photos are taken and edited by me on Snapseed.

English is not my native language, I apologize if you find any mistakes in the translation.

Translated with DeepL.com (free version)

---

For the best experience view this post on Liketu