Dos fotos, dos vidas [ESP-ENG]
Ayer recibí una sorpresa que todavía me tiene con el corazón apretadito, pero bonito. Primero, un antiguo compañero de la universidad me envió una foto de cuando estábamos en tercer año de Medicina. Para cualquiera puede ser solo un recuerdo viejo… pero para mí fue como recuperar un pedazo de vida que creía perdido.
Hace años perdí todas mis fotos de la carrera y de la residencia cuando se rompió la laptop que nos vendieron al graduarnos. Ahí se fueron mis guardias, mis amistades, mis celebraciones, mis madrugadas de estudio… todo. Por eso ver nuevamente aquella imagen del desfile del 1ro de mayo, cuando tenía casi 21 años, me removió el alma. Era una actividad obligatoria, sí, pero para nosotros significaba otra cosa: ir juntos, reírnos y terminar con unas cervezas después. Me miré y casi no me reconocí, tan delgada, tan jovencita, en una de esas etapas en las que bajé de peso solo con dieta. Y aun así, qué lindo fue encontrarme de nuevo.
Y como si fuera poco, también recibí esta segunda foto, enviada por una compañera de la residencia de Urología. Aquí estoy yo, la de la mano derecha junto a la mesa de instrumental, concentrada en medio de un quirófano lleno. No recuerdo exactamente el día, pero es casi seguro que fue en 2019, ya en cuarto año, a punto de graduarme.
Esta imagen me tocó de otra manera: aquí me vi con más experiencia, más segura, más cerca de la meta. Recordé lo mucho que aprendimos juntos, cuando aún teníamos los recursos necesarios y el trabajo fluía mejor, cuando los compañeros de guardia eran familia y cada cirugía era una escuela.
Dos fotos de dos momentos muy distintos, pero ambas llegaron para recordarme quién fui, cuánto he crecido y cuántas vidas he vivido en este mismo camino. A veces la vida nos quita recuerdos sin avisar, pero de vez en cuando nos los devuelve así: inesperadamente, justo cuando más falta hacen. Estas imágenes no solo me hicieron feliz… me hicieron sentir completa otra vez.
English Version
Yesterday I got a surprise that left my heart feeling tight, but in the best way. First, an old university classmate sent me a photo from our third year of medical school. For anyone else it might just be an old memory… but for me it felt like recovering a piece of my life that I thought was gone forever.
Years ago, I lost all my photos from medical school and my urology residency when the laptop we were given upon graduation broke. With it went my night shifts, my friendships, my celebrations, my long hours of studying… everything. That’s why seeing that image again, from the May 1st parade when I was almost 21, hit me so deeply. It was a mandatory activity, yes, but for us it meant something entirely different: going together, laughing, and finishing the day with a few beers. I looked at myself and barely recognized that version of me, so thin, so young, in one of those phases where I lost weight just through diet. And still, it felt beautiful to rediscover myself.
And as if that weren’t enough, I also received this second photo, sent by a colleague from my urology residency. That’s me on the right side, next to the instrument table, focused in the middle of a crowded operating room. I don’t remember exactly when it was taken, but it was almost certainly in 2019, during my fourth year, just before graduating.
This image touched me in a different way: here I saw myself with more experience, more confidence, closer to the goal I had worked for so long. It reminded me of how much we learned together, back when we still had the resources we needed and everything ran more smoothly, when our fellow residents felt like family and every surgery was a lesson.
Two photos from two completely different moments, yet both came back to remind me who I was, how much I’ve grown, and how many lives I’ve lived on this path. Life sometimes takes our memories without warning, but every now and then, it gives them back, unexpectedly, and exactly when we need them most. These images didn’t just make me happy… they made me feel whole again.
Source
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