Un paseo fugaz por la Quinta de los Molinos 📸

Desde finales de febrero e inicios de marzo, tenía en mente visitar la Quinta de los Molinos para apreciar los almendros florecidos. Este evento natural de gran belleza atrae cada año a lugareños y turistas, y anuncia la llegada de la primavera. Sin embargo, por diversas razones, postergué mi visita y perdí la oportunidad de disfrutar de ese espectáculo floral. A pesar de ello, recorrer las praderas de ese parque seguía siendo un plan ineludible que tarde o temprano debía cumplir.

Finalmente, llegó el momento perfecto. El sábado en la tarde, tuve que ir hasta San Blas y casualmente, la estación del metro está casi en la entrada de la Quinta de los Molinos. Así que, estando allí, no tenía excusas para no completar esa asignatura pendiente.

En absoluto contraste, solo un muro cubierto de diminutas rosas amarillas separa la tranquilidad de la naturaleza, del bullicioso de la vida urbana. Una vez atravesado ese umbral, el esplendor de la naturaleza se abrió paso ante mis ojos. Como si de un universo paralelo se tratase, lo que afuera son grandes edificios, dentro del parque son inmensos árboles, dignos de un bosque encantado.

Y vaya que es mágico, la energía que emana de las entrañas de ese lugar es una inyección natural de dopamina. ¡A ver, que son 25 hectáreas de naturaleza abierta! no recorrí ni el 25% y ya me sentía feliz, plena y renovada. Quisiera que mis fotografías le hicieran honor a tanta belleza, pero sería ofensivo a la solemnidad de esos paisajes.

No me canso de admirar el respeto que existe en esta cultura por la naturaleza, por preservar los ambientes abiertos y por priorizar el disfrute al aire libre. Ojalá que esto fuese un virus de esos que se expande por el mundo y se que cree más conciencia del valor que merecen los espacios verdes.

! [ENGLISH VERSION]
From late February to early March, I had in mind to visit "Quinta de los Molinos" to appreciate the blooming almond trees. This natural event of great beauty attracts locals and tourists every year and announces the arrival of spring. However, for various reasons, I postponed my visit and missed the opportunity to enjoy that floral spectacle. Nevertheless, exploring the meadows of that park remained an unavoidable plan that I had to fulfill sooner or later.

Finally, the perfect moment arrived. On Saturday afternoon, I had to go to San Blas, and coincidentally, the metro station is almost at the entrance of "Quinta de los Molinos". So, being there, I had no excuses not to complete that pending task.

In stark contrast, only a wall covered in tiny yellow roses separates the tranquility of nature from the bustle of urban life. Once that threshold was crossed, the splendor of nature opened up before my eyes. As if from a parallel universe, what are large buildings outside, inside the park are immense trees, worthy of an enchanted forest.

And it's magical, the energy emanating from the depths of that place is a natural dopamine injection. Let's see, it's 25 hectares of open nature! I didn't even cover 25%, and I already felt happy, fulfilled, and renewed. I wish my photographs did justice to such beauty, but it would be offensive to the majesty of those landscapes.

I never tire of admiring the respect that exists in this culture for nature, for preserving open environments, and for prioritizing the enjoyment of the outdoors. I wish this was one of those viruses that spread around the world and create more awareness of the value that green spaces deserve.

_{All photographs in this post are authored and owned by me, taken with an iPhone 12 Pro Max.
Todas las fotografías de esta publicación son de mi autoría y propiedad, tomadas con un iPhone 12 Pro Max.}

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