Reflexión: Mi lugar feliz | Reflection: My happy place✏️

ENGLISH

We all have a happy place in the world, the one where we arrive, wherever it is and with that particular smell that puts us in a good mood, that place where we can spend hours and hours without getting bored.

For some it is their childhood home, for others the beach, the mountains, a cafeteria, perhaps, but mine is undoubtedly the stationery stores, the smell of new books, and all those colors, markers and stationery utensils make me 18 years in time sitting with my dad on the floor drawing some horses or doodles on sheets of paper.

I don't know if this is exactly due to my brain linking to a past memory where I was very happy, but I can tell you that when I'm having a bad day or maybe a very devastating week, just by going to one of these sites and buying a pastel highlighter gives a little respite from my agony.

That day I went to buy some materials precisely to make a Valentine's Day and anniversary card for Alejandro, and I thought for a while about that, why I like to frequent these places so much and the smells and seeing everything about the place relaxes me so much. stationery and I came to that conclusion.

Our brain, for some reason, always wants to see us happy or make us feel good, for survival, to reduce the cortisol that causes stress. And it unconsciously takes us to that which makes us happy or makes us believe that we are for an instant, we store memories, full of feelings and we carry them with us throughout our lives like dopamine capsules that are released when we need them most in a moment. where we can't take it anymore and need help, and there we are, ourselves surviving in our happy place.

Maybe everything I'm saying seems crazy, but for a moment think, what do you do when you're sad or feel bad? Do you listen to music? Do you eat ice cream? Do you watch movies? And why do you do it?.

ESPAÑOL

Todos tenemos un lugar feliz en el mundo, ese donde llegamos, sea en el lugar que sea y con ese olor particular que nos pone de buen humor, ese sitio donde podemos pasar horas y horas sin aburrirnos.

Para algunos es su casa de la infancia, para otros la playa, la montaña, una cafetería, quizás, pero el mío sin duda son las papelerías, el olor a libros nuevos, y todos esos colores, marcadores y utensilios de papelerías me devuelven 18 años en el tiempo sentada con mi papá en el piso dibujando algunos caballos o garabatos en hojas de papel.

No sé si esto exactamente se deba a una vinculación de mi cerebro a un recuerdo del pasado donde fui muy feliz, pero puedo decirles que cuando tengo un mal día o quizás una semana muy devastadora, con solo entrar a uno de estos sitios y comprarme un resaltador color pastel le da un pequeño respiro a mi agonía.

Ese día fui a comprar unos materiales precisamente para hacer una tarjeta de San Valentín y aniversario de novios para Alejandro, y pensé por un rato en eso, el porqué me gusta tanto frecuentar estos sitios y me relaja tanto los olores y ver todo referente a la papelería y llegué a esa conclusión.

Nuestro cerebro, por alguna razón, siempre nos quiere ver felices o hacernos sentir bien, por supervivencia, para reducir el cortisol que nos provoca el estrés. Y nos lleva inconscientemente a ese que nos hace felices o nos hace creer que lo somos por un instante, almacenamos recuerdos, llenos de sentimientos y los cargamos con nosotros durante toda nuestra vida como cápsulas de dopamina que se liberan cuando más las necesitamos en un momento donde no podemos más y necesitamos ayuda, y ahí estamos, nosotros mismos sobreviviendo en nuestro lugar feliz.

Quizás parezca alocado todo lo que estoy diciendo, pero por un momento piensen, ¿qué haces cuando estás triste o te sientes mal?, ¿escuchas música?,¿comes un helado?, ¿ves películas? y ¿por qué lo haces?.