Como el brillo de las rosas abundantes
y como el esplendor del cielo estrellado
así, como perlas y diamantes
la belleza que se ha desbordado,
de una mujer tan hermosa
con perfección y acabado
que siendo más que una rosa
el corazón me ha robado.

Mientras servía mi copa de vino,
estaba tan sorprendido
por esa mujer en el camino
que su belleza me ha inspirado.
Mi copa, entonces, se ha desbordado
por la imponente belleza que vi
si yo fuera su enamorado
sería el hombre más feliz.

Pues yo nunca he visto
una belleza tan desbordante
Bendito sea mi Cristo
como si yo fuera su amante.
Mi copa vuelve a rebosar
de lo que admiro en su belleza
de que no hay otra mujer tan igual
cuán perfecta en la naturaleza.

Con qué entonces podré compararla
si su belleza desborda
que no puedo otra encontrarla
que sea como ella tan perfecta.

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