EL LABERINTO DONDE ESTAMOS TODOS

El poema es un psicoterapeuta y el poeta trae su voluntad de manifestarse. Lo que comparto me hereda y se va. Yo tallo, corto. No hay desperdicio y en literatos la cura poética me asiste. Me asiste el abrazo unánime y este

OFICIO DE VAGABUNDO (XVI)

Vivir es eso: estar
a la espera de un toque, algún aviso
que te saque
de un letargo,
que te olviden
las hormigas que van en caravanas,
juntas en su obsesión
devoradora.

Es el pañuelo con mugre a media asta,
ese pañuelo de humedad tristísima,
esa de no saber cómo formamos
el vacío en la sal
que lagrimea.

Yo vengo de hospitales en el alma.
Este monólogo me vive, zurce
la enfermedad
unívoca
del día,
el laberinto donde
estamos todos.
Así me tejen
los demás la náusea
inexorable como flor que enviuda
su pétalo
de próximo quejido.

Más tarde llegarán
con sus preguntas
los heraldos que Dios propone. Nada
se parece a este horrible
nacimiento,
a esta
raíz torcida que me sufre
la penúltima gloria, el llanto. Cae
sobre el dolor
otro dolor
sin nombre
y estoy viendo que fui,
que he sido el humo.
Por el humo se van las madrugadas
y por el humo viene la sentencia
profunda como el mar,
la historia cursi
que me transporta al límite, al descanso
de cada hueso y cada
pesadilla.



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Un golpe seco en el pecho son estos versos que abraza como el humo. ¡Bravo!

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¡Qué manera de atraparlo a uno! ¡Excelentes versos!

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Me gusto mucho la ultima frase: al descanso de cada hueso y cada pesadilla, pienso es una vida intranquila.

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Sí. Todo, en versos, es mi drama, mi agitada existencia. Pero aquí no padezco. Aquí respiro. Un abrazo.

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