My #monomad entry: Caos de hierro y obras de protección / Iron Chaos and protective works (ESP/ENG)

Las jaulas están de moda. Debe ser culpa de las aves, que hasta no hace mucho eran las únicas inquilinas de esta aberración de las jaulas por todas partes.

Las cosas cambiaron y nunca supe cuando fue, ahora hay jaulas dentro de las jaulas y no sé si el barrote tras el barrote nos haga más o menos libres.

¿Acaso el dueño de los sillones teme que echen a correr si entreabre la reja? Puede ser que alguien más eche a correr con ellos, nunca se sabe lo que pueda suceder en la tierra de lo real maravilloso.

Aquí vemos uno que intenta escapar del calor sin que por ello se sienta tentado a caminar más alla de las rejas.

Hay quien habita la jaula, hay quien le dice hogar, quien no puede vivir sin el hierro apretando los espacios.

También tenemos espacios abiertos que marcan barrotes en el suelo, aquí el carcelero es el sol y todos escapamos hacia la sombra sin pensarlo mucho

Algunos llevan hasta las alturas su pasión por el hierro en la ventana, con toda la literalidad que puede haber en semejante idea.

Otros quedan satisfechos con alguna puerta, sin importar qué guarde o qué impida.

Entre tanto desenfreno, el anacronismo de una respetable reja colonial de hierro forjado pasa desapercibido, confundiéndose con las paredes de una casa modernamente derruída.

Los guardavecinos marcan la frontera más clara del vecindario, imposible no sentir la necesidad de aire y distancia, la agresiva búsqueda de separación a base de hierros apuntados al aire.

Justo al frente la Filial Universitaria de Ciencias Pedagógicas se ríe a carcajadas pero sin dientes.

Mientras que la esquina me señala como ajeno a su discurso de baches en serie rápida.

Las balaustradas fallan, insuficientes ante la perspectiva de seguir resistiendo.

Hay que poner hierro hasta sobre los gatos, la reja puede lo que no puede el muro.

Hierro por todas partes, hierro hasta en los muros.

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📷 🧩 ☀️ ENGLISH VERSION ☀️ 🧩 📷

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Cages are in fashion. It must be the birds' fault, until not long ago, they were the only tenants of this aberration of cages everywhere.

Things changed and I never knew when, now there are cages within cages, and I don’t know if the bar behind the bar gives us more or less freedom.

Does the owner of the rocking chairs fear they’ll run away if the gate is left ajar? Maybe someone else will run off with them, you never know what might happen in the land of magical realism.

Here we see someone trying to escape the heat without feeling tempted to walk beyond the bars.

Some inhabit the cage, some call it home, some can’t live without iron tightening the spaces.

We also have open spaces that cast bars on the ground, here the jailer is the sun, and we all flee to the shade without much thought.

Some take their passion for window ironwork to new heights, quite literally.

Others are content with just a door, no matter what it guards or blocks.

Amid all this frenzy, the anachronism of a respectable colonial wrought-iron window goes unnoticed, blending into the walls of a modernly ruined house.

The "neighbor guards" mark the clearest boundary in the neighborhood, impossible not to feel the need for air and distance, the aggressive pursuit of separation through iron spikes pointing into the air.

Right across, the University Branch of Pedagogical Sciences laughs heartily, but toothlessly.

Meanwhile, the street corner points at me as an outsider to its rapid-fire monologue of potholes.

The balustrades fail, insufficient against the prospect of enduring any longer.

We must put iron even over the cats, the iron bars achieves what the wall cannot.

Iron everywhere, iron even atop the walls.

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_{Este post es libre de IA.
📷 de mi propiedad.
Cámara: Redmi 10A.}

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📷 are of my property.
Camera: Redmi 10A.}

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