¿Víspera de Navidad? Cara o cruz

Algunas personas pierden su razón para vivir y celebrar, otras nunca la han tenido y solo lo intentan, para descubrir, para encajar, para quedarse.

Supongo que Nochebuena fue como lanzar una moneda al aire. En algunos hogares se servía la típica cena de Navidad, había regalos, el licor nadaba en hielo porque había que celebrarlo hasta ahogarse en la ebriedad, en otros había sorpresas por reencontrarse con seres queridos que habían emigrado y de repente volvían para abrazarse en familia, también imagino lo contrario y me entristece.

En la mesa había pan, ensalada, hallaca y refresco, estábamos en la terraza, no hubo oración y nadie se atrevió a decir unas palabras como de costumbre, de hecho me quedé sin silla y a nadie le importó; sin embargo, me senté en una lata de pintura tratando de estar cerca del grupo. Cuando mordí el pan vi pasar a Gollo, un hombre discapacitado que miraba hacia donde estábamos todos, en ese instante su cara me transportó al pasado cuando era niña y la necesidad me hizo conocer el hambre, entonces bajé y le di mi cena ¿por qué mi cena?, porque me contestaron en la cocina con un "no hay suficiente, todavía falta gente por comer". A Gollo le deseé buen provecho y feliz navidad, me gusto ver el cambio en su cara y oír decir, "la mitad para mi mamá" en ese momento sentí que estaba haciendo lo correcto y eso fue suficiente para mí.

Es curioso ver tanto egoísmo cuando se llenan la boca diciendo "hay que compartir" o qué tal esta otra frase "hoy es un día para estar tranquilos en familia" y lo único que vemos es lo presionado y estresados que están todos con los preparativos de estas fechas navideñas, las peleas, las compras desesperadas, el esfuerzo sobrehumano por conseguir los regalos, la ropa, etc.

Por mi parte estaba bastante tranquila, un poco callada, tal vez, pero relajada, aunque empecé a trabajar desde las 6 de la mañana como una máquina y tenía gente esperándome, me sentía muy serena, no me comunicaba con ellos, ya que tenía los auriculares puestos a no ser que tuviera que recomendarles algo o necesitara permiso para seguir en lo que creía que mejoraría su imagen. Tampoco me preocupaba no tener ropa para la noche, es que siempre que compro algo trato de usarlo lo antes posible porque si me muero otros son los que aprovechan, por eso nunca guardo nada sin estrenar primero.

Ahora que recuerdo días antes dije que no trabajaría el 24 porque estaba agotada físicamente, y mucha gente tiene la costumbre de dejarlo todo para última hora, pero vi que debía sacar provecho de la situación y generar más ingresos que me permitieran terminar de pagar algunas deudas que aún me atormentaban. La verdad es que también me distraigo haciéndolo y es mil veces mejor tener la mente ocupada en otras cosas que en las mismas de siempre. Ese día terminé a las diez de la noche.

En fin, después del intento de cena que tuvimos, todo el mundo se sentó fuera en la calle y para no dejar a mi prima sola yo también lo hice, desde allí pude observar tantas cosas sin tener que salir de mi zona y reflexionar mucho sobre el comportamiento de la gente en estas fechas, de hecho llegué a sentirme un poco culpable por no encajar o participar como quizás todo el mundo esperaba, pero a veces cuando lo intentas, en serio cuando intentas dar una oportunidad acabas con las manos en la cabeza y muy decepcionado del ser humano. Yo era una cucaracha en ese baile de gallinas, pero estuve tres horas allí en silencio, jugueteando con el móvil, deslizando el dedo arriba y abajo como un robot buscando información, ajeno a la realidad donde estaba.

Pero ¿de quién es la culpa, de todos por juntar sus sillas, hacer un círculo y no darse cuenta de que me excluían o mía, por no acercarme con una botella en la mano y no limitarme únicamente a mirar Instagram?

De todas formas da igual, de repente entiendes que eres un ser extraño, que por mucho que luches nunca conectarás con la familia, y tiendes a rumiar mucho lo que te lleva a dos cosas, ser tú y estar muy solo. Me levanté casi a las dos de la mañana para irme y lo único que escuchaba fue "te vas porque no te ofrecieron cervezas, ¿verdad?", sus risas estúpidas eran como una mala melodía que me ponía los oídos mal y volví a prometer al dejarlos atrás que iba a estar sola o con gente que me apreciara de verdad. Me rendí...

Estando en mi cama reflexioné mejor sobre todo lo que hice y lo que vi, me di cuenta de que a los niños de mi familia les regalaron mucha tecnología, desde Tablet, hasta gafas de realidad virtual, es irónico que sus padres estén criando niños robóticos y fríos que prefieren estar embobados mirando esos aparatos en vez de correr o jugar. Me alegro de que en mi infancia no existieran esos artilugios tecnológicos y pudiera divertirme de verdad, creo.

Hoy, a pesar de algunos sucesos que me molestan, sigo tranquila, aunque no niego que me he sentido aburrida, sobre todo con este blog y no sé, quizá en cualquier momento desapareceré sin tanto ruido... En fin, seguiré cerrando ciclos, no es fácil, pero hay que intentarlo, la clave está en seguir mejorando y no repetir lo que hicimos mal, pensar en nosotros mismos, luchar, querernos y valorarnos.

Quiero aprender y hacerlo.

PD: fotografía capturada desde mi móvil Infinix hot 10i.